Era un día esperado. El reencuentro de "viejos amigos" en la selección española. La hora de volverse a ver las caras futbolistas que sobrepasaron la línea en unos duelos entre Real Madrid y Barcelona que dejaron heridas abiertas que no podían trasladarse a la ''Roja''. Vicente Del Bosque apostó por un arma, la naturalidad. El mejor de los remedios.

Asistió a todo con una lógica preocupación. El clásico liguero iniciaba los piques. La Copa del Rey los multiplicaba. Y en Liga de Campeones ya estaban señalados jugadores que hasta ese momento compartían amistad en cierto grado.

Los piques del clásico tuvieron trascendencia porque sobrepasaron el terreno de juego. Esta vez no todo quedó en la cancha y no apagar inmediatamente una llama provocó un incendio. Cruce de declaraciones. Filtraciones. Situaciones a atajar en un momento que marca la personalidad de líderes del grupo.

No están dos capitanes como Carlos Puyol y Xavi Hernández, pero sí Iker Casillas y Del Bosque. Si algo caracteriza a ambos es la naturalidad con la que afrontan sus vidas. Como ajenos al éxito. Dos personas a las que los triunfos no les cambian. Que mantienen sus amigos de siempre. Que no caen mal en ningún rincón de España.

No hubo reuniones en La Ciudad del Fútbol. No hubo una charla de Del Bosque para calmar los ánimos. No hizo falta. Cada futbolista separa la vida de los clubes, la máxima rivalidad de dos equipos que peleaban por la gloria, de la selección. Con la ''Roja'' son compañeros.

Las cámaras captaban cada detalle. Con más atención que nunca. La seriedad de Gerard Piqué a su llegada a la concentración. Sin ganas de abrir la boca. La rapidez de Álvaro Arbeloa por entrar rápido y evitar preguntas incómodas. La sonrisa pícara de David Villa. El gesto inquieto de Sergio Busquets sintiéndose centro de la atención.

Siempre en la selección hubo grupos. No son rescoldos del clásico. Es habitual ver a los jugadores del Barça juntos en los rondos. Acompañados de jugadores con los que tienen más afinidad, como el ausente en esta convocatoria Cesc Fábregas. Pasa lo mismo con los madridistas, de los que no se aleja Santi Cazorla o Fernando Llorente. Era un habitual Villa. Fue firmar por su nuevo club y en Sudáfrica cambió de "bando". No hubo un enfado. Solo bromas.

"Vamos máquina, toca rápido, piensa con velocidad. Lo que te espera", le bromeaban a Villa los jugadores del Barça en rondos en los que pasaba mucho tiempo persiguiendo el balón tras fallar en el pase.

La historia sigue igual en la ''Roja''. Futbolistas en la sombra como Pepe Reina ayudan. "No tengo que mediar porque no hay problema que solucionar", dijo hoy. Todas las declaraciones del resto de jugadores fueron en ese sentido. "Son mayores para saber que lo que pasa en el campo allí se queda", afirmó el último en llegar, Manu del Moral.

De los implicados tomaron la palabra Casillas y Sergio Ramos. Los dos que felicitaron a sus compañeros barcelonistas de selección por conquistar en Wembley la Liga de Campeones. Villa lo hizo la otra parte.

"Se jugaron demasiados clásicos. Crea tensiones. Pero ahora hay que pensar en España. Nos miraremos a la cara, nos acordaremos y ahí quedará todo. Hay que pasar página", admitió Casillas. "Hay un bien común que hay que tener en cuenta. Hay que olvidar todo por el bien de la Roja", añadió Ramos. "Hemos dado carpetazo al conflicto", sentenció Villa.

Mientras, Del Bosque y su cuerpo técnico decidieron tomar distancia. Ver como se comportaban sus jugadores. Comprobar que nada ha cambiado antes de actuar. Es como viajarán a Estados Unidos y Venezuela para cerrar con dos amistosos la temporada. Tras la tempestad llegó la calma.