Con 32 años, Cristo Marrero ha perdido las ganas que tenía antaño. Su salida del Tenerife en el verano del 2009, tras el ascenso a Primera, se convirtió en el principio del fin de la carrera del querido mediapunta tinerfeño: "La ilusión te tiene que mover y ya está a un lado. Quiero estar con la familia y disfrutar de los fines de semana, que me he perdido muchos por estar jugando", confesó ayer en Radio El Día. En una amplia entrevista, Cristo admitió que este último curso en el Universidad "ha sido muy difícil", lo que provocó que la idea de alejarse de los terrenos de juego cobrara fuerza en su mente. "Es difícil de explicar cómo vivía el fútbol yo en el Tenerife. Era lo máximo. Lo viví con una intensidad increíble desde el primer día en el filial hasta el día en que me marché", indicó. Ya Cristo sabía que en el momento en que el Tenerife le comunicó que no renovaría su contrato nunca más volvería a sentir lo mismo. "Estaba claro que no lo encontraría en ningún otro equipo. Mi sueño era jugar aquí y perdí mucha ilusión cuando me fui. Pero quería seguir jugando y opté por firmar con el Universidad y no me arrepiento", comentó.

¿Volver al Tenerife?.- Las "vacaciones definitivas" que el Cristo Marrero futbolista se ha concedido no todo su entorno las entiende. "Tengo un sobrino que es juvenil y pasa este año al primer equipo de Las Zocas que quiere que juegue mi último año con ellos, pero ya está bien", reconoció. En la mente de Cristo hay otras ideas. Eso sí, tiene claro que no quiere apartarse del mundo del fútbol. Por lo pronto, quiere acabar el curso de entrenador para categorías nacionales, puesto que quisiera en un futuro no muy lejano convertirse en entrenador. Y si el club lo desea regresar al Tenerife. De hecho, él nunca le ha cerrado la puerta al club. Aunque, por lo que dijo, no ha llegado a esperar que lo llamara ni siquiera en los momentos más dramáticos de esta temporada y eso que él lo tenía claro: "Si me hubieran llamado, me hubiera encantado ayudar al equipo a salvar la categoría", reconoció.

Tiene una espinita.- Después de haber pasado los mejores ocho años de su carrera en el Tenerife, Cristo sigue sintiendo pena por no haber tenido la oportunidad de debutar en Primera. El club decidió no renovarlo tras el ascenso y aunque al principio llegó a justificar esa decisión que, según comentó, cree que tomó Santiago Llorente unilateralmente, luego se sintió dolido. "Pensé que con esa ficha traerían a un jugador de renombre, un delantero para competir con Nino y más dolido me quedé porque no se trajeron a esos jugadores que tenían que marcar la diferencia", confesó. "Me quedó pena porque conocía a la mayoría y sentía esa envidia sana cuando los veía en la televisión", añadió.