Publicábamos ayer en nuestra primera página una noticia optimista: CC entrega la Alcaldía de Santa Cruz a los socialistas. No entramos en cuestiones políticas. Seguimos pensando que todo lo ocurrido en estas elecciones es consecuencia de una mala Ley electoral canaria. Pero bueno, si la Alcaldía de Santa Cruz tiene que quedarse en manos de don Julio Pérez, queda en buenas manos. Salvo que, como hombre de partido que es, obedezca las instrucciones que le den desde Las Palmas en detrimento de Santa Cruz. Es decir, si consiente a conciencia el engrandecimiento de Las Palmas a costa de Tenerife. Con respecto a los demás cargos en cabildos y ayuntamientos, de momento no entramos a opinar.

Insistimos en que la primera página de ayer de EL DÍA es optimista. En ella recogíamos las declaraciones del mejor tenor tinerfeño de la actualidad, Celso Albelo. Decimos el mejor tenor tinerfeño, pero creemos que también de España y una de las primeras voces de Europa que se va imponiendo en el mundo. Otra noticia que nos llenó de satisfacción fue la referida al Diputado del Común y a su deseo de agilizar las listas de espera.

También nos alegra que el nuevo Parque Marítimo abra el viernes de esta semana. Santa Cruz se merece una zona de esparcimiento apta para el baño; es decir, como debe ser. Esta tal vez sea la mejor noticia de nuestra portada de ayer. Y que no se metan los políticos en este asunto del Parque Marítimo, porque habrá que volverlo a cerrar.

Una noticia más también de las optimistas. Paulino Rivero apuesta por un buen Gobierno. De acuerdo. Pero mejor que apostar por un buen Gobierno es apostar por unos buenos políticos, empezando por él mismo. Ese Gobierno, además de romper el desánimo, como dice el presidente en funciones, debería animarnos a todos con la petición de la independencia de Canarias. Una sola voz que pida la soberanía nacional canaria ya pondría en alerta a la Monarquía y al Gobierno de España de que aquí pasa algo. Esa única voz bastaría, como decimos, para despertar las conciencias. Seguro que de inmediato comenzarían las conversaciones para el traspaso de poderes; los contactos para devolver en un plazo determinado la soberanía a sus habitantes. Confiemos en que 2011 sea el año de la esperanza. El año de la independencia y, por supuesto, de la decencia política en Canarias. Esperamos que don Paulino Rivero rectifique sus equivocaciones porque seguimos confiando en él y contando con él. Que para bien de los canarios no esté pensando en repartir cargos a las personas de su partido, sino en las necesidades del pueblo. Ante todo, en la libertad del pueblo, porque mientras no seamos un país libre no podremos recuperar el nivel de vida de los países desarrollados. Como territorio colonial seguiremos en lo más profundo del precipicio. Si don Paulino consigue, aunque sólo sea con una voz del Parlamento o de las instituciones políticas canarias, poner en marcha la conciencia de los españoles sobre la infame realidad colonial de nuestro Archipiélago, entrará por la puerta grande en la historia de Canarias.

La única emanación primaveral que ha surgido de las últimas elecciones son los brotes verdes del patriotismo canario; entre ellos, los votos conseguidos por el Movimiento Patriótico de Canarias. Los resultados han sido escasos pero esperanzadores. También nos llenan de esperanza los sentimientos autóctonos, como la celebración de la Victoria de Acentejo que ya comentábamos en nuestro editorial de ayer.

Lo demás es puro politiqueo; una forma de hacer política indeseada e indeseable por repetitiva. Mientras no seamos un país libre y con Estado, todos los planes para salir de la crisis son inútiles. Debemos tener presente que Canarias no forma parte de España como una más de sus comunidades autónomas. Canarias es otra nación colonizada que nada tiene que ver con España; sólo una conquista infame y genocida nos unce a la metrópoli que nos somete desde hace casi seis siglos. ¿Por qué tienen que ser el señor Zapatero o el Fouché Rubalcaba nuestros amos?

Nada podemos esperar de los partidos políticos estatistas, PP y PSOE, y nada tampoco de CC -esa ha sido una de nuestras grandes decepciones- mientras los nacionalistas, en realidad falsos nacionalistas, de CC no dejen de mirar a sus bolsillos y empiecen a pensar en las necesidades del pueblo que mencionábamos antes. Y la principal de esas necesidades, lo repetimos, es la libertad; todo lo demás, como en el evangelio, vendrá por añadidura.