Sostiene Enrique Rojas que el pesimismo goza de un inmerecido prestigio intelectual, pero que un optimismo excesivo "puede derivar en tontería". Él, a pesar de todo, prefiere ir por la vida de optimista. Y más ahora, en tiempos de crisis, en un momento "técnicamente perfecto pero humanamente muy perdido".

"Hemos llegado a un siglo, el XXI, apasionante, repleto de cosas buenas. Pero resulta escandaloso comprobar cómo la perfección de los medios viene acompañada por la confusión de los fines". Así se expresa el psiquiatra y humanista Enrique Rojas, que dice estar convencido de que saldremos de la crisis "más fuertes y con más autoridad sobre nosotros mismos". "Sin duda", insiste.

Regresa Enrique Rojas a su idea de optimismo, "un optimismo sano, coherente, que te lleva a la alegría. Una de las mejores maneras de trabajar -afirma- es estando cerca de la alegría, un estado de ánimo positivo que te hace gozar, disfrutar y moverte en la cosas diarias con una visión alta".

Después de escribir sobre la depresión, la ansiedad, el amor inteligente o el hombre "light", que es aquel "que no tiene ni remitente ni referente, que ni sabe de donde viene ni a donde va", Rojas vuelve a las librerías con "No te rindas" (Editorial Temas de Hoy), un "manual de instrucciones" para ser y vivir mejor, "para ser más felices".

Un libro teórico-práctico con pautas para que aprendamos a ser optimistas en tan sólo doce meses. "El optimismo -reflexiona en voz alta su autor- es un aprendizaje para descubrir la parte positiva de la vida. Aprendizaje que hay que hacer a través de la educación de la mirada".

"No te rindas" no es, según Rojas, un libro "exclusivamente" para tiempos de crisis, que también. "Viene a llamar la atención -dice en conversación con EFE- sobre la importancia, por ejemplo, de lo que yo llamo la inteligencia instrumental", esas cuatro herramientas que potencian la inteligencia "de nivel" en un ser humano: el orden, la constancia, la voluntad y la motivación. "Las joyas de la corona de la conducta", recalca.

Por ello, Enrique Rojas intenta persuadir al lector de que, si utiliza con inteligencia esas cuatro herramientas, "lo tendrá más fácil para avanzar en la vida", además de recordarle que "el fracaso enseña lo que el éxito oculta". A este "mensaje de fondo" se refiere Rojas cuando habla de la "lucidez del perdedor".

Catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica, Rojas plantea la necesidad de ideales que tenemos los seres humanos, y especialmente los jóvenes. "Necesitan que les fomentemos el heroísmo, no el placer. Necesitan ideales fuertes".

"La felicidad -continúa- no consiste en estar, en vivir bien, en tenerlo todo... Eso es otra cosa, y se llama bienestar. La felicidad tiene que ver con hacer algo que merezca la pena en la vida, en este mundo tan apasionante y terrible que nos ha tocado vivir".

Y a propósito de jóvenes, Rojas aprovecha para analizar ese movimiento de "indignados" que durante semanas ha tomado la calle en muchas ciudades españolas. Ciudadanos, afirma, "con una gran decepción y una falta de esperanza", y que le han sorprendido por que "no han hecho peticiones concretas". Si las han formulado "han estado un poco desdibujadas", puntualiza. "Pedir democracia real ya -opina- está bien, pero en el mayo del 68 francés se pedían cosas concretas".

En cualquier caso, resalta, han sido noticia de primera en medios de comunicación de todo el mundo. "Ha resultado un hecho interesante y muy justificado. Alguna consecuencia tendrá", confía.

Un tercer comentario completa su análisis sobre el movimiento de "indignados". "Es gente desorientada, en el sentido de que no tienen dirección, bien por el guión tan duro que les ha tocado vivir -paro, no ver salida...-, bien por las dificultades que encuentran para gestionar su vida en circunstancias tan adversas".

Rojas vuelve sobre la crisis para referirse a las dos lecciones principales que, en su opinión, sacaremos tras su paso. Una primera: que "no podemos vivir por encima de nuestras posibilidades". La segunda: "que a pesar de las tormentas de la vida, no hay que perder nunca de vista el programa personal que todos debemos tener".

Y habla también de la frustración, "una modalidad de sufrimiento en el día a día", necesaria para "la maduración de la personalidad". "Es lo que troquela el bloque de mármol que somos cada uno. Necesitamos la frustración, que las cosas salgan mal, que se tuerzan, que no sigan el camino esperado,...", insiste. "Crisis -advierte- es una palabra de origen griego que significa cambio y crecimiento. Vivir es guerrear, que decía Séneca".

"La felicidad -continúa con sus reflexiones en voz alta- consiste en la administración inteligente del deseo", pero es cierto, reconoce, que estamos menos preparados que nuestros padres y abuelos para plantar cara a la infelicidad. "Parece que tengamos la obligación de ser felices, cuando la vida tiene un alto porcentaje de sufrimiento. Una personalidad bien construida -concluye- es el puente levadizo que nos lleva al castillo de la felicidad".