El doble atentado perpetrado ayer en Oslo y en la vecina isla de Utøya adoptó dimensiones de tragedia nacional, con al menos 91 muertos, cuyo presunto responsable es un noruego de 32 años con tendencias ultraderechistas e islamófobas.

Para el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, lo ocurrido en el campamento juvenil de las juventudes socialdemócratas -donde el número de víctimas mortales se sitúa ya en 84, a sumar a las siete de la capital- es la "peor tragedia desde la II Guerra Mundial".

Ahí llegó el presunto agresor la tarde del viernes, con uniforme de la policía. Centenares de jóvenes de entre 14 y 17 años participaban en actividades festivas, a la espera de la anunciada visita, este sábado, del primer ministro y líder del partido.

"Fue un ataque al paraíso de mi juventud, convertido ahora en un infierno", describió Stoltenberg, emocionado, ante la tragedia ocurrida en el lugar donde él mismo había participado en campamentos juveniles y donde le esperaban ahora correligionarios y amigos.

El ataque en la isla ocurrió sobre las 15.30 GMT, unas dos horas después del atentado con coche bomba en el complejo gubernamental de Oslo.

El ministro de Justicia, Knut Storberget, junto a Stoltenberg, confirmó las informaciones avanzadas por la policía, según las cuales el presunto autor de la matanza es un noruego de 32 años con contactos con la ultraderecha.

El sospechoso, identificado por medios noruegos como Anders Behring Breivik, actuó al parecer en solitario en la isla, aunque la policía no descarta que tenga cómplices.

Tenía "opiniones hostiles al islam", como reveló un registro en su casa, donde la policía encontró varios mensajes colgados en internet con contenidos ultraderechistas y antimusulmanes.

En medios noruegos se le describe como un fundamentalista cristiano con conexiones en redes masónicas, aspectos éstos no confirmados por la policía.

Según testigos, se identificó como policía para ingresar en el campamento y argumentó que iba a supervisar su seguridad.

Inmediatamente después estalló la tragedia, al disparar a discreción aparentemente con dos armas mientras el pánico se adueñaba de los presentes.

La matanza de la isla, calificada de "tragedia inconmensurable" por el rey Harald de Noruega, ocurrió sobre las 15.30 GMT, apenas dos horas después del atentado con coche bomba en el complejo gubernamental de Oslo.

Para entonces, en los medios noruegos se sucedían las imágenes con escenas de caos en la capital, con personas heridas tendidas en las aceras, entre ambulancias y equipos sanitarios.

La policía parte de la hipótesis de que el sospechoso se desplazó de la capital a la isla, a unos 40 kilómetros de Oslo, tras haber activado el coche bomba, pero no descarta otras posibilidades.

Hasta ahora no se conocen detalles sobre cómo pudo perpetrar semejante matanza en la isla un hombre solo ni si contó con cómplices para el atentado en la capital.

En el momento de la matanza se encontraban en esas colonias socialdemócratas unas 560 personas.

Según relataban testigos, algunos de ellos lograron ponerse a salvo en botes que navegaban por el fiordo, pero se teme que otros no lograran su objetivo y aumente el número de víctimas.

Las primeras informaciones sobre lo ocurrido en la isla se produjeron mientras las televisiones noruegas difundían imágenes del atentado en la capital, con escenas de personas ensangrentadas.

La potente detonación había causado graves destrozos en cuatro edificios gubernamentales y otros inmuebles vecinos y la policía procedía a evacuar la estación central de ferrocarril, centros comerciales y redacciones de los principales medios del país.

A partir de ahí, las informaciones sobre ambos atentados se solaparon durante horas, en medio de una gran confusión.

Si inicialmente toda la atención se concentró en la capital, de la que llegaban imágenes de edificios destrozados y ciudadanos heridos, a medida que avanzaban las horas se trasladó a la isla, donde finalmente se confirmó la matanza de dimensiones catastróficas que ha sacudido a toda Noruega.