El presidente de Estados Unidos (EEUU), Barack Obama, pidió ayer a los líderes del Congreso que abandonen los "juegos políticos" y alcancen un acuerdo para aumentar el techo de la deuda y evitar una suspensión de pagos, según informó la Casa Blanca.

El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, señaló en un comunicado que Obama reiteró su oposición a una extensión a corto plazo de la deuda, durante la reunión que mantuvo en la residencia presidencial con líderes demócratas y republicanos.

El presidente explicó que una extensión a corto plazo podría provocar una reducción de la calificación de la deuda causando daño a la economía del país y a "todos los estadounidenses, que tendrían que pagar tasas más altas por sus tarjetas de crédito y por las hipotecas de sus casas y sus coches", dijo Carney.

Obama advirtió de que, dada la situación actual, sería "irresponsable" volver a poner la economía estadounidense "en riesgo" con otra "batalla" para elevar el techo de la deuda.

En este sentido, enfatizó que el Congreso "debe abstenerse de jugar juegos políticos irresponsables" con la economía y, por el contrario, "debe ser responsable y hacer su trabajo, evitando la mora y reduciendo el déficit", agregó.

En la reunión, que duró apenas una hora, participaron el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner; el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid; la líder de la minoría demócrata en la Cámara de los Representantes, Nancy Pelosi; el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell y el vicepresidente, Joe Biden.

Los congresistas acordaron volver al Capitolio para discutir con los miembros de sus respectivos partidos el camino a seguir, y según la Casa Blanca las conversaciones debían haber continuado a lo largo del día.

Durante la semana, congresistas demócratas y republicanos se han reunido para tratar de acercar posturas y acordar un plan de reducción del déficit que permita elevar el techo de la deuda, fijado en 14,29 billones de dólares.

De no haber un acuerdo antes del 2 de agosto, según el Tesoro de EEUU, en esa fecha el Gobierno federal se quedaría sin fondos para hacer frente a todas sus obligaciones y debería declararse parcialmente en suspensión de pagos.