Poco después de las 8:30 horas del 16 de septiembre de 1966, un avión DC-3 de Spantax despegó del aeropuerto de Los Rodeos con destino a La Palma y con 24 personas a bordo, junto a tres tripulantes. El aparato sufrió un problema en el motor de babor, ya que registró un exceso de velocidad de forma incomprensible a 2.600 pies de altura. En ese instante, apareció la figura del piloto, Eugenio Maldonado Villaluenga, que mostró una serenidad, equilibrio y pericias admirables, y evitó una tragedia área. En primer lugar llamó al aeródromo del que había partido para informar de que les sería imposible regresar; después, consiguió sortear un montículo y una zona nubosa. Solo quedaba el mar y el comandante Eugenio afrontó con decisión la operación de amerizaje a dos millas aproximadamente del litoral de El Sauzal, frente a El Puertito. Todos los pasajeros y la tripulación salvaron la vida sin sufrir lesiones graves. Solo hubo una excepción: el juez de paz y exalcalde de La Victoria Francisco Izquierdo Alfonso, de 62 años, que por los nervios y el miedo al mar no quiso apartarse de la aeronave, por lo que murió de un infarto. El éxito de la medida convirtió a Maldonado en un héroe. Ese hombre valiente, cuya hazaña no ha sido suficientemente valorada por la sociedad canaria, falleció el pasado viernes con 74 años, tras padecer una enfermedad.

Hace casi 45 años, horas después de la proeza, aseguró a EL DÍA que la "operación se realizó perfectamente, después de haber informado a los pasajeros la emergencia". Comentó al periodista que "una vez sobre el mar, en un plazo de unos tres minutos, salieron todos los pasajeros con sus chalecos salvavidas puestos".

El piloto también explicó el caso del único fallecido en el accidente: "La víctima se sujetó fuertemente al avión; intenté convencerle por todos los medios y solo abandoné el aparato en el momento en que comenzó a hundirse". Aclaró que Francisco Izquierdo "fue presa del pánico y todos los esfuerzos fueron inútiles". Maldonado relató en 2004 a EL DÍA que, cuando se hundió el avión, Izquierdo ya había fallecido por un infarto, aunque tenía los ojos abiertos.

Después, diversos pescadores y vecinos de El Sauzal utilizaron sus barcos para salvar a los pasajeros y la tripulación, que quedaron flotando en el agua. El comandante comentó que "los pescadores se comportaron maravillosamente. Ellos nos prestaron los primeros auxilios. Primero embarcaron a las mujeres y los niños, mientras los hombres esperaban nadando".

El avión era propiedad de la compañía Iberia, aunque lo operaba la empresa Spantax. Según el piloto, las causas del accidente estuvieron relacionadas con un fallo técnico y que los motores eran nuevos, con pocas horas de vuelo.

Un hecho que, actualmente, conllevaría un reconocimiento público, en aquel momento estuvo a punto de costarle la vida a Eugenio Maldonado Villaluenga. De hecho, le notificaron que podía ser fusilado en virtud de la Ley Penal y Procesal de Navegación Aérea que había sido promulgada dos años antes. El comunicado se lo remitió la Comisión de Accidentes e Incidentes Aéreos del anterior régimen, ya que el comandante también era militar y en el suceso falleció una persona. Al final, la autopsia reveló que la víctima mortal murió por un infarto. Eso salvó la vida del piloto.

El héroe recibió un homenaje hace siete años en el Cabildo. Y en ese acto estuvo un matrimonio que viajaba en el avión, así como su hija, que en el momento del suceso tenía tres años.

Maldonado también pilotó un avión al que le explotó el motor y se estrelló con otro aparato; en otro vuelo tomó tierra con el tren de aterrizaje roto y, en una tercera ocasión se quedó sin mandos.

Y siempre hizo todo lo posible por salvar a los pasajeros. El viernes se fue un héroe del cielo.