Tal día como hoy, hace justo cuatro meses, Pablo Sicilia fue operado de la rotura de los ligamentos de la rodilla derecha. Con un tercio del proceso de recuperación todavía por completar, el defensa grancanario ve "cada vez más cerca" su retorno a la competición.

¿Cómo va la rehabilitación?

Todo marcha muy bien, se están cumpliendo los plazos. Estoy en mi cuarto mes y he empezado a realizar más trabajo en el campo, hago circuitos, no solo corro en línea recta y la carga va aumentando. Se calcula que en un mes y poco estaré en condiciones para entrenarme con el equipo y en dos meses y algo podré competir. Ahí tengo que darle las gracias a José, el fisioterapeuta del Tenerife.

Entonces, antes de las vacaciones Navidad, ¿como uno más?

Sí, aunque supongo que me costará adaptarme al ritmo del grupo.

Una recuperación ejemplar...

Suelo hablar con Juanlu Hens, que llegó al Tenerife después de una operación, y también con Zazo, que pasó por el quirófano por lo mismo motivo que yo, y me van diciendo cómo lo llevaron ellos. Y por lo que se ve, la rodilla va muy bien. Estoy sorprendido porque no me ha dado problemas en ningún momento y he hecho vida normal.

Entonces, ¿ya pasó lo peor?

En realidad, lo peor fue cuando me dieron la noticia de la lesión.

Sufrió la rotura de ligamentos en el último partido de la Liga pa-sada, ante Las Palmas. ¿Cuándo le dijeron que era algo grave?

Me lesioné el sábado 4 de junio y volví a Tenerife dos días después para hacerme una resonancia magnética, y así me enteré de la mala noticia. El martes me operaron en Madrid. Luego, las dos semanas siguientes fueron las peores porque casi no me podía valer por mí mismo, tenía que estar con el pie escayolado y era bastante incómodo. Pero a partir de ahí empecé a hacer cada vez más cosas, como caminar con muletas. Y ya estoy en el último tramo, en la cuenta atrás, voy viendo cada vez más cerca el retorno y es más llevadero.

¿Le costó asimilarlo?

Es que uno, como futbolista, no se imagina estar tanto tiempo apartado de la actividad física. Dentro de lo malo tuve la suerte de que el comienzo de la rehabilitación coincidió con las vacaciones, así que no me perderé tantos meses de Liga. Y lo más importante fue que me operaron tres días después de la lesión. Eso es un verdadero lujo.

¿Qué fue lo que más le preocupaba cuando entró al quirófano?

Tenía la inquietud de quedar bien. Cuando entras en el quirófano no piensas tanto en el tiempo en que vas a estar parado, sino en volver teniendo plenas garantías y en que la lesión no te de problemas en el futuro. Y por suerte, a día de hoy no he tenido ningún sobresalto.

¿Y volverá siendo el mismo?

Espero que sí. Es más, la carga de trabajo está siendo considerable y no solo me entreno en El Mundialito, sino que voy a correr al monte y me ejercito en el gimnasio para fortalecer el tren inferior. Por lo tanto, creo que volveré incluso con más ganas e ilusión.

Será inscrito en enero, ¿verdad?

Sí. Cuando se abra el plazo. Por ley me tienen que inscribir. Además, firmé un documento en el que consta que no podía estar a disposición del equipo por una lesión de larga duración y que en el pe-ríodo invernal me darán de alta.

Le costará entrar en el equipo...

Y tanto, porque el Tenerife está muy bien, encaja pocos goles y la sensación que da es de bloque.

Lo que tiene seguro es el dorsal.

Sí, me reservaron el 6. Fue mi primer número como profesional y le tengo un cariño especial.

¿Para cuándo la revisión de su contrato? ¿Qué falta?

Ahí estamos. Va quedando menos. No lo hemos concretado todavía por completo, pero calculo que de aquí a un mes ya se resolverá.

Por lo tanto, ¿después del 30 de junio seguirá en el Tenerife?

Sí, así es. Esa es la intención que tenemos las dos partes.

De momento le toca ser espectador. ¿Se acostumbra a ello?

Es un papel que me ha tocado vivir a la fuerza. Es una situación extraña, porque en el Tenerife he jugado muchos partidos y he estado siempre a pie de campo. Estando fuera se ve el fútbol de otra manera y tratas de ayudar desde otra perspectiva. Aparte de eso, llevo seis años aquí y procuro echarle una mano a los nuevos compañeros no solo con asuntos de fútbol. Me gusta facilitarle las cosas a la gente y disfruto haciendo feliz a los demás. Eso me nace.

¿Es tan sana esta plantilla?

Sinceramente, sí. Sobre todo se percibe mucha ilusión. Es gente con ganas de hacer algo bonito, algo grande. Igual que el míster y Pedro Cordero. Quieren hacer algo histórico. Cuando hay que co-rregir algo, se hace desde la armonía y buscando que todo fluya.

¿Qué percibe en el ambiente cuando acude al estadio?

Pues que la gente tiene ganas de volver a ver un Tenerife grande y de disfrutar de las victorias. Es para estar contentos con el inicio de la temporada, porque para ser un equipo nuevo, con un entrenador distinto al que estaba y con el 95 por ciento de la plantilla renovada, estar así es todo un éxito. Lo que hay que intentar es no dormirse, mantener el mismo nivel y mejorar y apretar para acabar líderes en la tabla, que es el primer objetivo.

¿En qué nota que el Tenerife está en Segunda División B?

Cuando voy al estadio lo noto en el nombre de los rivales. Pero por afluencia de público se ve que poco han cambiado las cosa, y eso hace más grande aún a este club.

¿Esperaba tantos abonados?

Quizás no. Seguro que a medida que se vaya acercando el final de la Liga, el estadio se irá llenando más, porque aquí la gente es futbolera y tiene ganas de ver al Tenerife logrando objetivos importantes y se ilusionará cada vez más.

¿Qué hará a las once de la mañana de este domingo?

Estaré en casa. Encenderé el televisor para ver al equipo ante el Castilla y apoyarlo, con la idea de disfrutar de un triunfo. Por suerte los partidos de fuera se pueden ver.