El futuro de los viajes espaciales protagoniza la nueva exposición del Museo de Historia Natural de Nueva York, que recrea a través de simuladores, maquetas y objetos reales cuáles serán los próximos avances de los humanos en esta materia.

"Lo que nos muestra esta exhibición es que la exploración espacial solo está empezando, que quedan cosas fabulosas por hacer", dijo el responsable de astrofísica en el museo y comisario de la muestra, Michael Shara.

La exposición, que se puede visitar desde hoy hasta el 12 de agosto bajo el título "Más allá del Planeta Tierra: el futuro de la exploración espacial", recorre algunos de estos avances fabulosos, como la posibilidad de hacer turismo espacial o de colonizar Marte, el también llamado planeta rojo.

Hasta hace unos años, esas misiones espaciales solo formaban parte del cine y la literatura de ciencia ficción, pero hoy en día son el centro de diversos proyectos científicos.

Es el caso del plan para colonizar Marte, que estará un poco más cerca después de que la Agencia Aeroespacial Estadounidense (NASA) envíe en 2012 a ese planeta su robot explorador "Curiosity", un paso importante para que los humanos puedan establecerse allí en un futuro.

La muestra acoge una réplica a tamaño real de este robot, además de varios simuladores interactivos para dar una idea a los visitantes de cómo será explorar el planeta rojo y convertirlo en un lugar más habitable.

"En el futuro podremos ir a Marte y empezar a hacerlo en un lugar más parecido a la Tierra", explicó Shara, que añadió que "de un mundo frío y sin vida se convertirá en un lugar que pueda sustentar cultivos, animales y seres humanos, lo que será un apoyo para nosotros".

A través de una minuciosa maqueta, el museo neoyorquino también trata el proyecto de construir una base en el polo sur de la Luna, ya que hay un punto en este lugar que ofrece horas de luz casi constantes y suficientes como para generar electricidad.

Así, el mundo que imaginaron cineastas como Georges Méliès (1861-1938), director de "Viaje a la Luna" (1902), es cada vez menos de ciencia ficción.

Méliès mostró una Luna habitada que recibía el impacto de un cohete con unos exploradores a bordo, mientras que ahora el museo neoyorquino descubre a sus visitantes un prototipo de vivienda que quizá algún día sirva de hogar a los astronautas en la Luna.

Además, la exposición incluye una reproducción de lo que sería un "ascensor lunar", una estructura que serviría para facilitar el transporte de seres humanos y mercancías entre la base lunar y la Tierra.

Otras secciones de la muestra se ocupan de las exploraciones de una de las lunas de Júpiter, que según los estudiosos podría albergar vida, o de las estrellas que están fuera del sistema solar y cuentan con planetas propios.

A pesar de que estos proyectos se ven cada vez como más probables, el responsable del museo recordó que siguen dependiendo de grandes inversiones, lo que les añade dificultades.

"Si Rusia, Estados Unidos, Europa y Japón se unieran en lugar de invertir en proyectos por separado, podríamos ir a Marte en veinte años, pero si no lo hacen podríamos tardar cincuenta o incluso cien años", estimó Shera.

En esta línea, la muestra hace hincapié no solo en el atractivo de los viajes al espacio, sino también en la importancia de la colaboración en este tipo de proyectos, "algo que permitió que se construyera por ejemplo la estación espacial internacional", dijo Shera.

Así otra vertiente que explora la muestra son los viajes turísticos espaciales, a través de vehículos como el avión que desde 2009 está desarrollando la empresa Virgin Galactic, que prevé ofrecer vuelos a unos 100 kilómetros por encima de la Tierra a un precio de 200.000 dólares por pasaje.

El museo también dedica un apartado de la exposición a misiones espaciales históricas como el lanzamiento del satélite Sputnik en 1958, el primer viaje del hombre al espacio, que realizó el ruso Yuri Gagarin (1934-1968) en 1961, o la puesta en marcha en 1990 del telescopio espacial Hubble, que todavía funciona.