Una compilación de reflexiones sobre los trabajos del sociólogo estadounidense Charles Tilly, editado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), intenta explicar por qué el mundo vive un momento marcado por intensas movilizaciones como las revueltas árabes o protestas de indignados como el 15-M.

En esta obra, titulada "A propósito de Tilly: Conflicto, poder y acción colectiva" y promovida por el Grupo de Estudios sobre Sociedad y Política de la Universidad Complutense y de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, han colaborado 19 profesores universitarios de España, Estados Unidos y Holanda.

Coordinado por la profesora María Jesús Funes, el libro ahonda, desde una perspectiva sociológica, en conceptos como cambio social, conflicto político, revolución, estado o democratización, fundamentales en el pensamiento de Tilly, a quien además de sociólogo se le considera historiador y politólogo.

La preocupación fundamental de este autor, desconocido para el gran público, fue, según explica Funes, analizar la acción de protesta, las revoluciones populares y explicar cómo las bases sociales pueden incidir en la marcha de la historia.

"Tilly llega a decir que lo que quiere es mostrar la conexión entre la acción colectiva y el cambio a gran escala, cómo los desfavorecidos tienen posibilidades de influir en la distribución del poder y de los recursos", apunta.

Las protestas en Túnez, Egipto, Yemen, Libia o Siria y acciones en el mundo occidental como el 15-M, o sus réplicas en otros países, muestran un repunte de las movilizaciones ciudadanas, subraya.

Uno de los autores de la obra, el profesor de Ciencia Política Jesús de Andrés, reconoce que aunque los fenómenos son distintos, en la actualidad se ha iniciado un "efecto contagio" entre los movimientos sociales y protestas en todo el mundo.

"Estamos en una situación revolucionaria tal y como lo definía Tilly, lo cual no quiere decir que mañana vaya a haber una gran revuelta social, sino que estamos en un momento de cambio importante y que habrá que esperar a que pase el tiempo para ver si evoluciona hacia grandes transformaciones o no", afirma.

Aunque explica que las circunstancias han cambiado y las revoluciones "clásicas" como lo fueron la francesa de 1789, la rusa de 1917 o la mexicana de 1910 darán paso a nuevas formas de organización o nuevos "repertorios de protesta" -como los llamaría Tilly-.

"Ahora no hay ninguna posibilidad de que ocurra algo en una parte del mundo sin que tenga repercusión en el resto", puntualiza a este respecto Funes, quien añade que el grado de globalización y las nuevas tecnologías de la comunicación hacen que necesariamente los nuevos procesos sean distintos.

Para Funes, los factores que explican la situación actual comienzan por el "descrédito de la democracia ante la actuación de las élites económicas y políticas", la consecuente "pérdida de legitimidad" y la "pérdida de soberanía de los estados".

Aclara que los llamados "valores post-materialistas" son los que hacen que la gente salga a la calle a protestar. Sin embargo, matiza que ahora, con la crisis económica, se unen personas que más que profundización de la democracia lo que piden es un trabajo, por eso, repite, hay que esperar.

Del pensamiento de este autor se desprende que hay ciclos revolucionarios que se pueden dar con cierta regularidad a lo largo del tiempo, si bien, no existe una ley exacta que diga cuándo y cómo van a tener lugar.

Además, Tilly, según recuerdan los autores, distinguió entre "situaciones revolucionarias de resultado revolucionario" y las que no lo son, porque, puntualizan, el hecho de que se den las condiciones y se active la acción política no tiene porqué producir una transformación del régimen existente.