La "base" de un buen sistema educativo, el momento idóneo para incrementar el potencial de aprendizaje del alumno, la fase en la que se adquieren hábitos que luego no se perderán... Los especialistas en educación coinciden en destacar la importancia de la etapa entre cero y tres años de edad a la hora de poner los cimientos del futuro éxito escolar y prevenir muchos de los males que aquejan al sistema de enseñanza español y, en particular, el canario.

No obstante, las Islas no destacan, precisamente, por la celeridad con que se han sumado a la extensión de la educación infantil en estas edades y al proceso de convertir las guarderías en escuelas, en lo que supone una transición de su función asistencial a la propiamente educativa. De hecho, y según datos del Ministerio de Educación referidos al curso pasado, Canarias solo contaba con 4.400 plazas del primer ciclo de Infantil, mientras que comunidades autónomas con un volumen similar de alumnado, caso de País Vasco o Castilla-La Mancha, registraban cifras superiores a las 31.800, en el primer caso, y las 22.500, en el segundo.

Las estrecheces presupuestarias amenazan con agravar aún más la situación. La incertidumbre sobre si las escuelas infantiles de titularidad municipal recibirán el dinero suficiente para proseguir su actividad ha movilizado a ciudadanos e instituciones locales, y también ha hecho reaccionar a los expertos en educación. "El recorte presupuestario es un disparate", advierte David Pérez, profesor del departamento de Didáctica e Investigación Educativa de la Universidad de La Laguna (ULL). "Estos centros no pueden cerrar ni cambiar su uso, más aún en la situación actual de las economías familiares. Los niños no pueden estar al cuidado eterno de los abuelos", dice.

Argumentos económicos

En cuanto a la ampliación del plazo concedido a las guarderías para que cualifiquen a su personal -en rigor, lo que ha avanzado la Consejería de educación es la eliminación de ese "ultimátum"-, Pérez considera que es un gesto de "sensibilidad hacia la realidad" de estos centros -"el título no da la cualificación", opina- que, sin embargo, se contradice con los recortes de fondos. "Eso es no creer en el potencial de la educación infantil. Hacen falta argumentos económicos", apunta.

Más allá del papel asistencial y favorecedor de la conciliación entre la vida laboral y la familiar, las escuelas infantiles desarrollan una labor plenamente educativa. "El periodo de cero a tres años es muy importante, porque es cuando se crean las bases del potencial sináptico (la conexión entre las neuronas). Es fundamental que a esas edades el niño tenga suficiente estimulación y apoyo para que se desarrolle su potencial de aprendizaje", explica Pérez.

El trabajo en estas edades tiene que ver, sobre todo, con el desarrollo de habilidades y capacidades de carácter general, como la comunicación, el lenguaje y el desarrollo motor, de forma que se favorezca la autonomía y la madurez futura de los niños.

La socialización, "el contacto con los demás niños", es otra parte esencial de la tarea que debe acometerse en esta etapa, según Ana Vega, docente del mismo departamento de la Facultad de Educación. "La familia es importante como primer agente de socialización, pero el papel de la escuela es primordial", abunda.

Aunque "todo el sistema educativo es importante" -prosigue Vega-, la etapa infantil constituye "el pilar: hacer buena educación infantil va a garantizar que las cosas vayan bien en el futuro". En este sentido, el periodo que transcurre hasta los tres años es "esencial para el trabajo de compensación cuando el nivel cultural de las familias no es alto".

En la línea de lo manifestado por sus compañeros, María del Carmen Rodríguez, también profesora en la ULL, recuerda que "todo aprendizaje que se adquiere en esta fase es fundamental, porque la plasticidad del cerebro es mayor. Luego se estabiliza", comenta antes de defender la labor que realizan las guarderías de las Islas en aspectos como la detección precoz de discapacidades o la atención a la diversidad.

"Los estudios demuestran que cuanto antes se empieza a trabajar con el niño, más se desarrollan la inteligencia y los hábitos que luego pueden facilitar los buenos resultados escolares", concluye.

lectoescritura

La "paradoja" de Finlandia

En una reciente comisión de Educación del Parlamento regional, el diputado de Coalición Canaria Nicolás Gutiérrez llamó la atención sobre la paradoja que supone el hecho de que Finlandia, el país europeo que suele ponerse como ejemplo de buenos resultados educativos, escolarice a los niños a la tardía edad de siete años. Para la profesora de la Universidad de La Laguna Ana Vega, esto no es exacto. "Lo que se retrasa es el aprendizaje de la lectoescritura (leer y escribir)", señala. La etapa de enseñanza infantil tiene otros objetivos y otros medios: "El juego, la manipulación, la observación...", detalla Vega. Su compañero David Pérez coincide: "Todas las fases del aprendizaje tienen su periodo óptimo, y la del lenguaje escrito es más tarde", afirma. Sobre la comparación con el país nórdico, este docente tiene su propia opinión. "En España tenemos un defecto: solo copiamos lo que nos interesa. Por eso no decimos que en Finlandia hay ayudas para que las madres apoyen a sus hijos y hagan un seguimiento de estos en las escuelas infantiles o que se dota de muchos recursos a los centros". Además, en Finlandia se trabaja en un modelo educativo basado en las competencias y las capacidades, y no únicamente en la transmisión de contenidos, desde hace veinte años, mientras que España está "a la cola" en este aspecto, precisa David Pérez, quien lamenta que en nuestro país "no se toquen nunca" los elementos que están en la base de la educación: los recursos y la motivación del profesorado.