El equipo encargado de restaurar la imagen del Cristo de La Laguna se ha encontrado con la sorpresa de que, al proceder a las tareas de limpieza de la imagen, han aparecido cardenales y gotas de sangre que hasta ahora no se apreciaban debido a los productos aplicados a lo largo de la historia sobre la talla y por el efecto de las velas y los agentes atmosféricos que no lo dejaban ver al oscurecerse más el Crucificado.

La imagen en estos momentos presenta un aspecto un poco menos ennegrecido, dejando al descubierto una imagen del Cristo tal y como debió llegar a Tenerife en 1520.

Ese nuevo tono del Cristo y los símbolos del dolor y del martirio se acercan a la descripción que en su día hizo el sacerdote e historiador José Rodríguez Moure, al afirmar que "aunque la pintura, por la acción del tiempo, está entenebrecida, aún se pueden observar que nunca predominaron en ella los tonos sonrosados, sino los morenos o trigueños, aumentados por las sombras de los cardenales, heridas y congestiones".

Por su parte, el padre Quirós precisa que "el color es algo moreno como de cuerpo muerto, y el barniz tan propio y fuerte, que parece carne humana".

El equipo del Instituto Real de Patrimonio de Bruselas que restaura el Cristo de La Laguna está formado por su directora, Myriam Serc-Dewaide (Bruselas), y los técnicos Marta Darowska, Luc Serck y María Teresa Barrios, procedentes de París, Bruselas y Bilbao, respectivamente.

El Cristo en estos momento está colocado boca abajo sobre una mesa en la sala de juntas de la Pontificia, Real y Venerable Esclavitud del Crucificado moreno, y antes de que comenzaran los trabajos de limpieza de la imagen hubo una reunión entre miembros de la Esclavitud y técnicos de Patrimonio del Obispado de Tenerife y del Cabildo Insular.

El material que emplea el Instituto de Patrimonio de Bruselas para la restauración de la imagen lo solicitó a la Esclavitud y su costo lo asumió el Cabildo Insular de Tenerife.

El esclavo mayor, Iván González Riverol, informó en su día de que el proceso de restauración del Crucificado moreno consistirá en la limpieza del mismo, la consolidación de la policromía perdida, la fijación del rizo del rostro del Crucificado que tiene partido, y la aplicación de una capa a la imagen para consolidar la pátina.

Sobre las fisuras que presenta el Cristo en varias partes de su cuerpo, como en su cara y brazos, el Esclavo Mayor manifestó que "si los técnicos del Instituto de Patrimonio de Bruselas creen conveniente actuar sobre dichos desperfectos, tendrá que ser comunicado a la Esclavitud, quien, junto con los técnicos de Patrimonio del Obispado y del Cabildo, decidirán lo que habrá que hacer".

Por otro lado, ya han aparecido diferentes vallas publicitarias pidiendo la ayuda de los ciudadanos para afrontar los 150.000 euros que costará restaurar al Cristo, que volverá al culto a mediados de marzo de 2012.

Acerca de la cantidad citada para la restauración, son muchos los que afirman que les parece desorbitada y que con ella afamados imagineros podrían hacer al menos dos tallas nuevas del Cristo.