Los vecinos del edificio Tuti-Frutti, en el número 4 de la calle Obispo Pérez Cáceres, no cejan en su empeño de poder conciliar el derecho al descanso con la actividad del bar que existe en el edificio. Desde 2004, los vecinos han venido interponiendo varias denuncias contra los distintos propietarios de un local que ha pasado por varias etapas. Actualmente y desde hace dos meses, el bar se llama Oasis y según la propia Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de La Laguna tiene licencia de bar-cafetería del Grupo 2, es decir, no puede poner música.

Sin embargo, la versión de los vecinos difiere bastante de los límites que establece la citada licencia ya que, aseguran, el ruido de la música y de la clientela fuera del bar es "insoportable".

De hecho, la situación se ha agudizado desde que el anterior empresario cerrara el bar hace nueve meses ante la apertura de dos expedientes sancionadores por parte de Urbanismo. Ahora, según expone el vecino del primer piso y principal damnificado, Roberto Siverio, el ruido del bar es diario, mientras que antes solo lo sufría los fines de semana. Además, ahora el local dispone de un futbolín y de una mesa de billar que, ante la inexistencia de insonorización de las paredes, hace que resuenen en el interior de su vivienda.

Por otro lado, Roberto Siverio, que vive con su mujer y su hija de trece años, expone la frustración que siente ante la imposibilidad de presentar una denuncia ante la Policía Local de La Laguna desde el pasado domingo ya que en la comisaría le expusieron (el domingo, el lunes y ayer martes) que no había personal para la Oficina de Denuncias en el turno de mañana.

Pese a esta situación sí compareció ante la Sección Ecológica de la Policía Local para exponer los hechos denunciados y solicitar que se tomen las medidas necesarias para solucionar el conflicto ya que, por ejemplo, aseguró que el local, pese a que tenía la puerta cerrada, mantuvo su actividad el pasado sábado hasta las 5:00 horas de la madrugada.

El pasado mes de octubre, el presidente de la comunidad de propietarios del edificio (en el que viven cinco familias) se reunió con el concejal de Urbanismo, Juan Manuel Bethencourt, para exponerle su temor ante la próxima reapertura del local y la necesidad de que cumpliese con los niveles de ruido estipulados por ley y con las condiciones de su licencia de actividad.

Cabe recordar que la Gerencia de Urbanismo abrió en 2010 dos expedientes contra el local nocturno situado en este local (regentado en aquel tiempo por otro empresario bajo el nombre "L''Appartomento") por incumplir el horario fijado en su licencia y para que corrigiera las vibraciones y el ruido de su música, para la que carecía de permiso. La sanción a la que se expuso la empresa que explotaba el establecimiento alcanzó los 18.000 euros y contempló también el cierre por tres meses, ante la polémica surgida en 2004 cuando los vecinos de la zona denunciaron la situación.