No hay fórmulas para ganar a la lotería y nadie sabe ni dónde ni cuándo aguarda la suerte (salvo que sea a posteriori), pues algunos de los números agraciados con los premios mayores del sorteo de ayer de Navidad han "viajado" unos 700 kilómetros en camión, se han "apiadado" de personas "raras" y parece que se han aliado con el cambio político. Es lo que puede pensarse cuando, justo ayer, tomó posesión el nuevo Gobierno, al comprobar que el PP ha repartido cerca de 100 millones del segundo premio en Manises (Valencia), 4 millones de euros de un cuarto en San Juan de la Rambla (Tenerife) y 100.000 euros por las dos últimas cifras del Gordo en Motril (Granada).

Entre los premiados de Manises figura el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, que ha ganado 625.000 euros gracias a que el alcalde de la localidad, Enrique Crespo, escogió personalmente el número para venderlo en el partido.

La fiesta no se hizo esperar, especialmente por parte de afiliados y simpatizantes, que sacaron fuera de la sede un ninot fallero con la figura del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con un tirachinas.

Curiosos y premiados acudieron también a la administración que vendió íntegramente este número, cuya alegría contrastó con los semblantes de los asistentes a un funeral en una iglesia próxima.

En esto de la suerte, como en todo, no hay regla sin excepción, y el expresidente de la Diputación de Castellón y líder del PP provincial, Carlos Fabra, volvió a rascar en un sorteo de lotería, ya que jugaba varios décimos de su partido en Vall d''Alba, premiados con 120 euros cada uno. El día anterior, el propio Fabra ya decía que le encantaría que le tocara otra vez.

Tomás Mesa, concejal del PP de San Juan de la Rambla (Tenerife), compró el número 66832 porque se asemejaba a la fecha de su nacimiento, el 2 de agosto de 1966, número que se ha repartido entre prácticamente todo el pueblo, según el edil.

La diosa Fortuna se acordó también, pero solo con la pedrea, de la coalición política valenciana Compromís, que aprovechó la pasada campaña de las elecciones generales para vender papeletas con recargo del 01707 (año en que Felipe V derogó los fueros valencianos), ilustradas en el anverso con la fotografía del candidato Joan Baldoví, que resultó elegido diputado en el Congreso.

También dejó un pequeño consuelo de entre 12.000 y 15.000 euros a los socialistas de Guitiriz (Lugo), que vendieron participaciones del 88268, cuyas cuatro últimas cifras coinciden con las del Gordo.

"Voy a Huesca. ¿Os traigo lotería?". Es lo que el camionero Ángel Martínez Zaragoza dijo a sus compañeros de la empresa Fitosa de Molina de Segura (Murcia) antes de emprender viaje con un cargamento de maquinaria.

De Grañén, donde se vendió íntegramente el Gordo de este año, Martínez Zaragoza volvió con diez décimos y, por tanto, 4 millones de euros del primer premio.

La suerte viajó a Murcia también desde otros lugares, como La Guancha (Tenerife), donde el lotero Miguel González de Chaves desvió diez series del 66382 (un cuarto premio).

"Lo elegí por raro"

Todos los números juegan. Si no, que se lo digan al lotero de Sestao Martín Sainz, que eligió el 33003 por raro y "ajustado" a su personalidad, según confesó después de saber que fue premiado con uno de los quintos premios, con el que repartió 1,8 millones de euros. Según comenta, la gente le echa la bronca por los números que escoge, pero nadie deja de comprarle.

"Somos más famosos que la Belén Esteban". Así manifestaba su alegría por tener el número del Gordo una joven en un bar de Huesca regentado por rumanos, que repartió 38 series del 58268.

Aunque "lo primero es la borrachera", según comentaban otros premiados, no por ello dejaban de pensar en tapar agujeros, como la hipoteca o "darse un homenaje" con un crucero.

El número del Gordo fue comprado en Grañén, pero, curiosamente, apenas tocó a los habitantes de esta localidad oscense.

La fidelidad tiene recompensa. Es lo que debe haber pensado Valentín Campoy, empleado de una administración de Barcelona, que juega, desde hace 30 años, números que acaban igual que el que tenía cuando era recluta, lo que ayer le supuso ganar 100.000 euros por dos décimos del 02184 (tercer premio).

Parece que para acertar a la lotería hay gente que no escatima recursos, desde los más científicos de cálculo de probabilidades hasta el "arte" de la adivinación. Es lo que les pasó a decenas de compradores que días pasados requirieron el número 21560 en la administración 1 de Vitigudino (Salamanca) convencidos por una vidente en la creencia de que iba a ser el Gordo, cuando la realidad es que no les ha tocado nada.

Aparte, están las anécdotas del Palacio de Congresos de Madrid, donde se ha celebrado el sorteo, con asistentes vestidos de romanos, forrados de décimos o al estilo de la duquesa de Alba para atraer a la suerte. No se sabe si a los niños cantores les ha tocado algún dinero, pero sí se hincharán de helados, ofrecidos por una marca del sector, ya que los han tenido prohibidos días pasados para proteger las cuerdas vocales.