A medida que las tropas de EEUU y la OTAN se retiran de Afganistán, la preocupación aumenta entre afganos cuyos ingresos dependen de proyectos financiados por la comunidad internacional, que a veces han sido caldo de cultivo de corruptelas.

Para quienes han ganado importantes cantidades de dinero con contratos para proveer suministros a las tropas extranjeras o reconstruir el maltrecho país, esta situación supone un futuro incierto y el final de la gallina de los huevos de oro.

El caso del afgano Abdul Qudos Gulbahari, de 43 años, es paradigmático.

Gulbahari, director general de la constructora Musawer Mansoor, es hoy un contratista millonario gracias a sus relaciones con el ejército estadounidense, pero hace poco más de una década vendía verduras en un pequeño puesto de madera en el centro de Kabul.

Todo cambió tras la invasión de EEUU después de los ataques del 11 de septiembre.

"Solía tener problemas para llegar a fin de mes, pero cuando los talibanes fueron apartados del poder en 2001, pedí algún dinero prestado a amigos y familiares y compré un autobús", explicó en una entrevista en la capital afgana.

En ese vehículo, Gulbahari transportó a diario desde 2002 y durante dos años a 20 trabajadores a la base aérea de Bagram, la más importante del país y controlada por los EEUU, que está situada en la provincia oriental de Parwan, cerca de Kabul.

Gracias a ese primer trabajo y fruto de los contactos hechos en la base aérea, Gulbahari consiguió contratos civiles de construcción de carreteras con EEUU, el más reciente de 4,5 millones de dólares.

"Veo cómo mi negocio crece debido a lo mucho que he trabajado, pero me preocupa, igual que a muchos afganos, qué será de nosotros cuando las tropas de la OTAN abandonen el país en 2014", afirmó este constructor para el que trabajan 200 empleados.

"La marcha de las tropas de los EEUU supondrá un impacto negativo total para la economía afgana", añadió la fuente, que remarcó que hay cerca de 6.000 afganos que trabajan en la base aérea de Bagram, tales como limpiadores, traductores o guardas de seguridad.

Para algunos, como el analista económico afgano Ahmad Zía Zía, tras la salida de las tropas extranjeras el futuro de algunos empresarios locales será inevitablemente "el tráfico de drogas o unirse a los insurgentes talibanes".

"Muchos fondos de ayuda son entregados a grupos de la oposición afganos, se los quedan los extranjeros o van a parar a los señores de la guerra, algo que ha traído la corrupción entre la población, que descubrió cómo ganar dinero fácil", subrayó Zía a Efe.

Según un informe divulgado el pasado agosto, EEUU desperdició entre 31.000 y 60.000 millones de dólares en las guerras de Irak y Afganistán en la última década debido a problemas como la escasa supervisión de contratistas, corrupción y mala planificación.

De acuerdo con el informe, elaborado por el Senado estadounidense, eso significa que "todos los días se desperdician 12 millones de dólares".

El presidente de Afganistán, Hamid Karzai, señaló hace dos semanas a la comunidad internacional como corresponsable del aumento de la corrupción en las instituciones públicas afganas.

"La existencia de estructuras paralelas extranjeras es una de las razones de la corrupción", dijo el mandatario durante una alocución en Kabul frente a cargos públicos y diplomáticos extranjeros.

Estas declaraciones de Karzai eran una crítica velada a los Equipos de Reconstrucción Provincial, una parte del despliegue de las fuerzas de la misión de la OTAN enfocada a la promoción del desarrollo en las diversas provincias del país asiático.

Con mayor o menor transparencia, no pocas personas en Afganistán que empezaron con una pequeña subcontrata ganan ahora grandes cantidades de dinero a través de unos contratos civiles y militares que han cambiado el estilo de vida de los afganos más privilegiados.

"Si usted quiere comprar los mejores productos de América, entonces usted debe venir a este Bazar", dijo Taj Mohamed, de 57 años, encargado de una tienda en el mercado kabulí de Bush, conocido así en honor al expresidente de los Estados Unidos.