El médico y escritor Enrique González González falleció ayer a los 84 años de edad. Nacido en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna el 12 de marzo de 1927, el prestigioso doctor se especializó en cardiología y en neumología. Considerado como un sólido referente en el sector de la medicina y un valor cultural por sus inquietudes como escritor, Enrique González González perdió la vida en torno a las ocho de la tarde debido a un problema respiratorio.

Colaborador del periódico EL DÍA durante más de 23 años, González González estudió en el Nava-La Salle, en el Instituto Irineo González y en la Academia Tomás Iriarte. Con posterioridad, amplió sus estudios superiores en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cádiz, donde fue becado por su brillante expediente académico para realizar los cursos de La Casa de la Salud de Valdesillas. Como consecuencia de su reputada trayectoria profesional, fue miembro del Fellow del American College of Chest y formó parte de la Sociedad Española de Cardiología y de la de Neumología. Entre los muchos cometidos que desempeñó en el Archipiélago en distintas etapas de su vida laboral cabe destacar su estancia como presidente de la Real Academia de Medicina de Canarias y la presidencia del Colegio de Médicos de Tenerife. Asimismo, era socio de número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife y del Instituto de Estudios Canarios. En el año 1982 recibió el premio Doctor Zummel y en dos ocasiones fue galardonado por la Sociedad Española de Médicos Escritores.

Su efervescente vocación literaria convirtió a González González en un creador infatigable que dio muestras de su calidad narrativa en novelas como "El discutidor", "La montaña miserable", "La mujer mojada", "La historia del disparate" y "El marqués de Entrambaspieras", entre otros títulos que tuvieron el reconocimiento de la crítica y de los lectores.

Autor de las biografías de Antonio González, Tomás Cerviá y del güimarero Domingo Pérez Cáceres, Enrique González González publicó más de cien artículos de divulgación científica. Asimismo, en la actualidad estaba trabajando en un laborioso tratado que giraba en torno a sus dos grandes pasiones: la medicina y la literatura. En una de sus últimas publicaciones rindió un homenaje a los "médicos de ayer", en una obra en la que recordó los tiempos difíciles de la posguerra: "Cuando se suplían las limitaciones científicas de la época con un sentido adicional", dijo.