Sí se puede llevará ante los tribunales al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y a la empresa mixta de aguas del municipio (Emmasa) si persisten en su intención de no acometer obras indispensables para la mejora de la calidad en el tratamiento de las aguas residuales.

Concretamente, la organización política considera urgente ampliar la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Buenos Aires y la conducción de aguas para su tratamiento desde la estación de bombeo de Cabo-Llanos hasta la planta depuradora, informa en un comunicado.

Los concejales de Sí se puede, Pedro Fernández Arcila y Asunción Frías, han tomado esta decisión después de analizar el estudio de impacto ambiental del emisario submarino de la EDAR de Buenos Aires. Del contenido de ese documento se deduce que ni Emmasa ni el Ayuntamiento tienen la intención de ampliar la depuradora, con lo que los 20.000 metros cúbicos de aguas sin depurar que vierte diariamente la estación de Cabo-Llanos seguirán yendo directamente al mar sin el tratamiento correspondiente.

Además, tampoco está entre sus previsiones la construcción de la conducción de impulsión entre la estación de bombeo de Cabo-Llanos y la depuradora, de lo cual se deduce que ni el Ayuntamiento ni Emmasa "tienen el más mínimo interés" en depurar las aguas negras que generan 175.000 habitantes del municipio.

El documento señala expresamente que solo se depuran las aguas que se venden a Balsas de Tenerife (Balten) y que el resto se vierte sin depurar, lo que da una idea del concepto "mercantilista" que uno y otra tienen del servicio que presta Emmasa.

MEDIO AMBIENTE MARINO

La no depuración de las aguas residuales afecta al medio ambiente marino del litoral de Santa Cruz, pero también a los usuarios de la playa del Parque Marítimo y a los de la situada junto al Palmétum, por lo que Sí se puede considera inexcusable abordar las obras.

La organización ecosocialista pide que Emmasa desarrolle algún sistema de desodorización que evite los malos olores que sufren diariamente los vecinos de los barrios cercanos a la EDAR de Buenos Aires, un problema por el que la empresa de aguas no ha mostrado hasta ahora el menor interés.