Rivero espera que Rajoy sea leal. Eso leemos en un periódico canarión subvencionado por el mago político de El Sauzal para que, de vez en cuando, el hagan una entrevista a él y a su esposa. ¿Quién coño es Paulino Rivero para pedirle lealtad a nadie, cuando es el gobernante más desleal que han tenido estas Islas? Nos referimos, como siempre, a su faceta política, pues en los aspectos personales no entramos.

Ese periódico, amén de otro de tirada mínima que se edita en Tenerife, está, como decimos, subvencionado por el Gobierno regional; es decir, con el dinero de todos los canarios, también con el que aporta en impuestos la empresa editora de EL DÍA, se sostiene a quienes nos atacan por defender la libertad de esta tierra. En ambos rotativos se alaba la gestión de Paulino Rivero, a quien presentan como el gran presidente que nunca ha sido y nunca será porque un necio político, un torpe gobernante, un déspota hombre público y también un cínico que ha traicionado al pueblo que lo eligió jamás puede destacar como líder. Nosotros, que tanto confiamos en él hasta no hace mucho tiempo, estamos a día de hoy profundamente decepcionados con su gestión. De nuevo decimos que nos referimos a él como político, no como persona.

Por muchas entrevistas que le hagan en sus periódicos o en su Radio autonómica -a nosotros nos negó las licencias que hubiesen permitido la perpetuidad de Radio EL DÍA para silenciarnos-, no escapa este necio y cínico político de ser el principal responsable de cuantos males nos aquejan. Ayer, demostrando una vez más que no es un político sin altura, accedió a reunirse con José Manuel Soria en Las Palmas. ¿No es actualmente Santa Cruz de Tenerife la sede de la presidencia del Gobierno autonómico? Lo es. Sin embargo, a Paulino le gusta más un viaje a Las Palmas, sobre todo si es en helicóptero, que a un bobo una tiza. Le encantan los secarrales, la panza de burro y hacerse querer por los canariones "grancanarios", aunque allí no lo quieren. En Las Palmas su partido ha desaparecido casi por completo. En cualquier caso, el lugar de su reunión con el ministro Soria es lo de menos. Sea donde sea el encuentro, lo importante son los asuntos a tratar. ¿Y qué puede decirle un político fracasado al ministro de Industria, Energía y Turismo, salvo que bajo su presidencia este Archipiélago pasa por el peor momento de su historia? Porque, ¿puede desmentirnos Paulino Rivero que es el principal responsable, como decimos, de que Canarias tenga la peor tasa de empleo -o la mayor de desempleo, según se mire-, la peor atención sanitaria -la gente se muere en las listas de espera-, la peor educación, los mayores índices de emigración -sobre todo de los jóvenes- y una cantidad de hambrientos en las colas de los comedores sociales como nunca se había visto? ¿Quién, sino él y los otros ineptos políticos que lo acompañan en su Gobierno de perdedores, tienen la culpa de que seamos la peor comunidad autónoma española en todo? Porque desgraciadamente, y también debido a la cobardía política de Paulino Rivero, no somos una nación independiente -lo cual solucionaría gran parte de nuestros males, e inclusive todos-, sino una vil colonia disfrazada de comunidad autónoma.

Presume este mal gobernante que nos ha caído encima como una plaga bíblica de que aumenta tanto el número de turistas como los ingresos provenientes de este sector. Es cierto que han venido más visitantes, pero no debido a una brillante gestión de Paulino Rivero -un político torpe, lo reiteramos, nunca puede ser brillante-, sino por las revueltas que se han producido en países tradicionalmente competidores con Canarias. ¿Cómo es posible que una región, aunque sea colonizada por los españoles, esté en manos de un político inepto, necio, déspota, ruin y, además, cínico?

Aprovecha este desastroso gobernante la entrevista que le han hecho en el periódico canarión para decir que quien respete la ley tendrá el apoyo de su Gobierno. Como si él hubiese respetado la ley al regalarle subvenciones y ayudas a quien le ríe las gracias. También afirma que cuando las cosas salen bien, salen al mismo tiempo en una isla que en otra. Qué descaro en alguien, como él, tan empeñado en favorecer a Las Palmas.

Alcanza Rivero el punto álgido de su impudor político cuando dice que contra la insidia, la calumnia y el chantaje no hay más instrumento que el Estado de derecho. Estamos de acuerdo, pero le recordamos que en estos momentos está denunciado por EL DÍA por acusar de chantaje, falsamente, a su editor. Además, ¿a quién se refiere con lo de insidias, a EL DÍA o a Canarileaks? ¿En qué momento lo hemos chantajeado a usted, señor Rivero? Fue usted quien nos quitó la emisora y se la dio a un tatarita canarión que le debe ingentes cantidades de dinero a la Seguridad Social y a Hacienda. Eso sí es un delito.

No hay más camino para salir adelante que la independencia. ¿Piensa alguien en su sano juicio que estas Islas pueden seguir en manos de unos dominadores de ideas medievales y nada europeos -los franceses dicen que África empieza en los Pirineos y tiene razón- como son los españoles? ¿Es que los canarios son seres inferiores que tienen que estar bajo el yugo de España y los partidos políticos españoles, además de dependiendo de la monarquía española? ¿Por qué hemos de ser distintos a los malteses, monegascos, caboverdianos, de los habitantes de la Seychelles, de los que viven en Isla Mauricio o de los naturales de decenas de islas soberanas y con representantes en la ONU y otros foros de decisión intelectual? ¿Es que en Canarias solo hay cerebros como el de Paulino Rivero? Si es así, no merecemos la independencia. Pero no es así porque, afortunadamente, en Canarias cualquiera es más inteligente, políticamente hablando, que Paulino Rivero; un mago político que tiene que desaparecer, junto con su esposa, porque son los causantes de nuestras desgracias.

Acabamos con unas breves líneas para comentar la imagen que ilustra este editorial, tomada de la portada del calendario para este año de los Hermanos de San Juan de Dios. Cuanto aparece en ella tiene aplicación a la libertad de Canarias: la vida que debe ser la nuestra propia y no la que nos quieren imponer, la Justicia que ha de ser justa y sustentada por nuestras propias leyes, el trabajo, especialmente el agrícola, que es la fuente de toda riqueza, la libertad inherente a cualquier criatura de Dios y que a nosotros se nos niega, la religión que mantendremos, acompañada por el trabajo, cuando seamos independientes y la educación para que nadie vuelva a engañar y narcotizar a los canarios.