AFORTUNADAMENTE, hemos tenido en estas Islas, o, por lo menos, en la de Tenerife y, que se sepa, en las otras seis, un fin de año tranquilo, en el que las acostumbradas borracheras y las amanecidas correspondientes no han dado lugar a accidentes importantes y solo a alguna que otra discusión familiar que queda en casa y solo da lugar a advertencias de los mayores de "¡Pepito, no bebas más!".

Digo esto porque nuestros hospitales no han estado abiertos para recibir a cualquier accidentado, en especial el del Sur, inexistente aún, y el del Norte, cerrado por falta de perras del Gobierno de Canarias, porque esas perras se han gastado en equipar y pagar los sueldos de los miembros de la "Guanchancha" para que rindan honores al presidente Rivero cuando baja del helicóptero en un viaje de vuelta a La Graciosa o en comprar fusibles y pagar a Unelco la corriente eléctrica que consumen las emisoras de la radio y la TV autonómicas.

Y no digo que me sorprenda, porque es su costumbre, pero por la tele, en una de estas horas últimas de 2011, he escuchado al presidente Rivero hablar y autoelogiar como un logro suyo lo gastado por su Gobierno en sanidad. No sé si lo dijo como chiste para jeringar al otro responsable de los desaguisados hospitalarios, don Ricardo Melchior, presidente del Cabildo Insular de Tenerife, quien, igualmente, ha anunciado inauguraciones imaginarias que llegan ya, por últimas noticias, al año 2013, pero sin garantizarlo, por si acaso la cosa termina igualmente en trola.

En este tinglado, difícil de entender para el pueblo llano, destaca el asombro manifestado por el consejero del Cabildo Insular doctor Antonio Alarcó, víctima de una trama política de Melchior para tratar de desplazarlo de su candidatura al Senado, cosa que no logró el integrante. Alarcó, que es catedrático de Cirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna y cirujano del HUC, mostró, insisto, su sorpresa por el aplazamiento en la apertura del Hospital del Norte, hecho del que se enteró al leer este periódico, porque ni siquiera el presidente de la corporación tuvo la deferencia de informarle.

Alarcó calificó de confusas las declaraciones de doña Margarita Pena, que es delegada del IASS, y no consejera de Sanidad, y manifestó el consejero que parece que hay un enfrentamiento entre Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife en el aludido tema. O sea, que no está suficientemente claro este asunto.

El resultado ha sido que el Hospital del Norte queda como un centro sanitario con funciones muy limitadas, cuando el día 26 de diciembre el presidente del Cabildo afirmó que el centro iría progresivamente abriendo servicios en 2012 y, dos días antes, el Gobierno de Canarias había acordado posponer las obras. Y este pueblo tinerfeño, varias veces engañado y, como consecuencia, desesperanzado, se pregunta a quién o a quiénes tiene que creer después de tantos y sucesivos incumplimientos.