Aridane Santana, con su imponente 1,91 de estatura, entró en la sala de prensa de El Mundialito a las diez de la mañana de ayer, justo antes de iniciar su primer entrenamiento con su nuevo equipo. El jugador de Vecindario, procedente del Leganés, se mostró agradecido con la oportunidad que le brinda el Tenerife, entidad con la que se comprometió por una temporada y media. "Me emocioné bastante con la llamada de un club histórico y con un objetivo tan bonito", comentó sin ocultar su satisfacción por volver a trabajar en el Archipiélago después de abandonar su Gran Canaria natal para fichar por el filial del Deportivo en 2006.

En la línea de todos los futbolistas elegidos por Cordero, Aridane destacó, en su primer contacto con los medios de comunicación, por su humildad y por tener claro su objetivo como blanquiazul. "Sé que la intención del equipo es ascender y he venido con muchas ganas e ilusión, y a ayudar en lo que pueda", contó el ariete antes de definirse como un jugador de área que aporta "trabajo, sacrificio y remate". En este último apartado, admitió que su especialidad es el juego por alto y opinó que no es incompatible con Kiko. "Podríamos jugar juntos".

En cuanto a los desafíos personales que se propone, advirtió de que no es amigo de marcarse "ni mínimos ni máximos" en el total de goles por temporada, sino "ayudar como pueda", y si es batiendo a los porteros, "mejor".

Con plaza en el filial

Al igual que Nico, Ritchie Kitoko y Razak, Aridane ha sido inscrito como jugador del filial. De esta manera, el club no gasta con el grancanario una de las dos plazas que le quedan disponibles -se crea una tras la baja de Ezequiel Luna- para mayores de 23 años y que irán destinadas a nuevos fichajes. Las otras dos vacantes que restaban, tras las contrataciones realizadas en el mercado de verano, fueron cubiertas con el recién llegado Raúl Llorente y con Pablo Sicilia.