La historia de Mónica comienza en septiembre de 1981, cuando su madre da a luz, de forma prematura, a dos niñas gemelas en la clínica El Pino, de Las Palmas de Gran Canaria. A raíz de nacer antes de lo previsto, las pequeñas pasaron algún tiempo en la incubadora, pero ambas estaban sanas, según relata la joven.

El problema surgió diez días después del parto. El personal del centro sanitario informó a los padres de Mónica de que la gemela de esta había fallecido. El argumento ofrecido en aquel momento fue que la recién nacida había sido víctima de un descuido médico a la hora de hacerle las curas en el ombligo y que tal problema derivó en una infección que se pasó a los intestinos, lo que supuestamente originó la muerte de la gemela de Mónica.

La joven grancanaria explica que "esta fue la versión que dieron a mis padres, pero estos nunca vieron a la niña muerta, ya que lo que le enseñaron era un bulto completamente envuelto y no le vieron la cara". Al igual que en otros muchos testimonios de supuestos robos de niños o adopciones irregulares que han salido a la luz en los últimos años, los progenitores de las gemelas solicitaron a la clínica el cuerpo de la niña para llevársela a su pueblo y enterrarla. Sin embargo, la respuesta de los responsables del centro hospitalario fue que ellos se "encargarían de todos los trámites y que la enterrarían en el cementerio de San Lázaro, en Las Palmas", según la versión familiar.

Con esos datos y las numerosas denuncias dadas a conocer por los medios de comunicación en los últimos años, la joven Mónica, sus padres y un hermano se preguntan si fueron víctimas de otro caso de "niños robados" en los años 70 y 80 del pasado siglo.

Ante las dudas, Mónica decidió ponerse en contacto con la asociación nacional Anair, que la ha informado sobre la documentación que debía solicitar en el Registro Civil, en el archivo de la Clínica El Pino, así como en el cementerio.

En el Registro Civil, la joven grancanaria pidió los certificados de nacimiento y defunción, así como los legajos de nacimiento y defunción. En dicho organismo solo le facilitaron los primeros documentos y, según Mónica, en el escrito sobre la muerte ya aparece la primera "anomalía". En el apartado del motivo del fallecimiento, consta que la recién nacida pereció por deficiencia cardíaca, lo que no coincide con las circunstancias relatadas a los progenitores en la clínica, según el testimonio de la joven.

Además, tampoco aparecen los legajos de nacimiento y defunción, que son los documentos que rellena el centro hospitalario con más información sobre ambos hechos.

La clínica El Pino ya no existe, pero su documentación se gestiona en el Hospital Universitario Doctor Negrín de Las Palmas. Mónica pidió en dicho complejo el historial médico de su madre y del parto, aunque le han respondido que tardarán unos meses en localizar los expedientes y que no descarte la posibilidad de que tales papeles no aparezcan.

En el cementerio de San Lázaro, la joven solicitó copia del libro de inhumaciones donde constara el nombre de su hermana. Y, según el relato de la joven, ahí aparece otra "anomalía", puesto que figura que su hermana gemela falleció de "prematuridad". Además, le han asegurado que está enterrada en una fosa común. Pero su familia no entiende tal circunstancia, puesto que ese recurso de enterramiento se utilizaba para personas sin familia ni recursos. Pero no era el caso, ya que los padres de Mónica reclamaron el cadáver de la pequeña para enterrarla en su pueblo.

Mónica cuenta que, en varias ocasiones, la han confundido con una joven que es "igual que yo y vive en Tenerife". Por esa razón, esta mujer grancanaria se ha decidido a divulgar su historia familiar y su foto para intentar localizar a su hermana, si estuviera viva.

La mujer grancanaria aclara que no quieren causar ningún problema a su familia actual, "pero nos gustaría encontrarla y conocerla; y, sobre todo, decirle que, en ningún momento, fue abandonada por sus padres ni dada en adopción".