EL NUEVO ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ha llegado a Canarias a tiempo de evitar que se cerrara el Parador Nacional de Turismo, que es el único establecimiento de hospedaje de importancia con que cuenta la Isla del Meridiano y estaba ya sometido a ese temible ERE que debería declararse el próximo día 16 de este mes. La tranquilizadora noticia la dio la consejera del Cabildo Insular de El Hierro, Carmen Padrón, y confirmaron la consejera de Turismo en la corporación, Verónica Montero, y el director del establecimiento hotelero, Álvaro Ramos, quien se vio libre y agradeció al ministro dejar de llevar a cabo el expediente de regulación de empleo, que afectaba a treinta y cinco trabajadores y suponía el cierre del parador, con las negativas consecuencias de tipo económico y de carencia de plazas de hospedaje cuando se suponía que llegaran a la isla muchos visitantes para presenciar el fenómeno volcánico, que, precisamente, fue el que aconsejó a la Dirección de Paradores el cierre temporal del establecimiento por posibles peligros para las personas.

Queda, pues, resuelto un posible problema de hospedaje en la isla al tiempo que prosigue, con varias señales, el proceso volcánico que se sigue considerando inofensivo para la población herreña y que, contrariamente a lo supuesto al principio, puede atraer a más turistas.

Para la isla de El Hierro ha sido positiva la primera visita a Canarias del ministro José Manuel Soria, quien, como comenté en artículo anterior, fue visitado en Las Palmas por el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, el cual dijo al ministro lo que Soria ya sabía sobre política turística.

Buenas noticias para El Hierro y prosiguen las malas para el norte de la isla de Tenerife, donde sigue, prácticamente, cerrado y privado de servicios imprescindibles -pero aquí se prescinde de ellos- el hospital de esta zona. Lástima que no fuera también canario el ministro de Sanidad, como lo es Soria de Turismo, porque, como se ve y se sufre, hasta de las necesidades más perentorias, en este caso en materia sanitaria, que tiene que cubrir el Gobierno autónomo se desentiende totalmente de ellas. Sigue sin paritorio, sin quirófanos y sin servicios fundamentales el Hospital del Norte, y a los enfermos graves puede pasarles lo que a aquel paciente de un centro de salud del pueblo gomero de Hermigua, que murió ante la puerta cerrada por falta de asistencia.

Y, al parecer, esto suma y sigue para quienes gobiernan en estas Islas, sin que se perciban soluciones ni a días vista ni en el horizonte.