Solo quedan noventa pescadores profesionales en el Norte de Tenerife. Noventa hombres, repartidos entre cuatro cofradías, que mantienen vivo el sector pesquero en una comarca sin apenas infraestructuras portuarias donde la mar y la falta de unos refugios en condiciones impiden salir a pescar seis o siete meses al año. Los menguantes números de la pesca en el Norte hablan de 71 embarcaciones, 63 pescadores armadores y 27 marineros, según los datos aportados a EL DÍA por las cofradías de Tacoronte, Puerto de la Cruz, Icod y Garachico.

La Cofradía Gran Poder de Dios, de la ciudad turística, es la más numerosa, ya que cuenta con 22 embarcaciones, 19 armadores y doce marineros. Las segundas en importancia son la de El Pris, en Tacoronte, con 20 embarcaciones, 15 armadores y cinco marineros, y la de San Marcos, en Icod, con 19 embarcaciones, 19 armadores y cinco marineros. En Garachico solo quedan diez embarcaciones, diez armadores y cinco marineros.

En Punta del Hidalgo, en La Laguna, existe otra cofradía con 18 embarcaciones y 27 pescadores censados, pero administrativamente pertenece al área metropolitana, aunque comparta muchos de los problemas del sector con sus vecinos norteños.

La pesca acumula años de decadencia y décadas sin buenas noticias. La apertura del nuevo muelle de Garachico, prevista para verano, podría ser la primera buena nueva en mucho tiempo. Sin embargo, el patrón mayor de la Cofradía San Roque Isla Baja, David Guerra, ya ha expresado sus dudas sobre el beneficio que aportará este muelle a los pescadores.

Guerra reconoce que podrán trabajar con más seguridad y, probablemente, faenar más días al año que en la actualidad. Sin embargo, este muelle será también una plataforma para el furtivismo y la competencia desleal: "Vendrán embarcaciones más grandes y más barcos de recreo que seguirán esquilmando los recursos del mar".

Bendito problema tienen en Garachico, a juicio del patrón mayor de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen de El Pris, José León, quien reclama desde hace años "un pequeño dique que nos permita trabajar con seguridad".

En El Pris no piden un muelle, "solo un espigón de 20 metros que nos permita trabajar dos o tres meses más al año", subraya León.

Un muelle sí que piden en el Puerto de la Cruz. Lo piden los pescadores y lo pidieron miles de personas en una reciente y multitudinaria manifestación. El patrón mayor portuense, Carlos Carrillo, tiene claro que "sin un puerto, aquí la pesca irá para atrás".

Todos los patrones mayores del Norte de la Isla coinciden en señalar al furtivismo como su principal problema. "El furtivismo nos está matando", sentencia Carrillo, quien lamenta la impunidad de los que pescan ilegalmente y la complicidad de restaurantes que "te dicen en la cara que ellos no van a comprar a diez un pescado que otros le venden a siete".

El patrón mayor de San Marcos, Francisco Rodríguez, pide más control de la venta de pescado en bares y restaurantes: "Algo habrá que hacer, porque en la actualidad con la factura de una vieja pescada legalmente ellos venden diez viejas ilegales. Igual es necesario mejorar el etiquetado o hacer más controles fuera de los muelles".

Los pescadores también se sienten perseguidos por Inspección Pesquera: "Siempre que vienen al muelle van a por los profesionales. Atacan a los más débiles y dejan a los furtivos en paz", lamenta Carrillo.

"Vienen de Santa Cruz una vez a la semana o cada quince días y en lugar de atacar a los furtivos, a los fusileros y a los trasmallos, vienen a revisar nuestros barcos -critica Francisco Rodríguez-. Encima te dicen que denuncies tú a los furtivos, como si la cosa estuviera para hacer enemigos por ahí".

"Cualquier día entre semana puede verse a mucha gente pescando con fusil en La Guancha y se supone que está prohibido. ¿Tan difícil es ir a controlar eso?", se pregunta Rodríguez.

Los pescadores también critican el exceso de requisitos que se plantea a los nuevos pescadores. León señala que "se ponen un montón de pegas a gente que solo quiere trabajar. No dan facilidades y encima cada vez ponen más cursos, más títulos y más problemas".

El trabajo en la mar es duro, pero más duro es tener que quedarse en tierra sin faenar por el mal tiempo y la falta de infraestructuras. "Para sobrevivir nos pasamos la vida ahorrando como las hormigas, del verano para el invierno", afirma León.

Carrillo reconoce que muchos pescadores lo están pasando muy mal económicamente, "sobreviviendo con barcos muy antiguos y mal equipados porque la situación no está para renovar nada".

Una alternativa de futuro sería unir las cofradías norteñas, sin perder su identidad ni autonomía, para crear una entidad mayor, capaz de captar más y mejores ayudas públicas. Sin embargo, esa unión de cofradías choca con la idiosincrasia de un sector poco dado al asociacionismo más allá de su muelle. Carrillo y León apuestan por esta mancomunidad de cofradías del Norte, pero reconocen que no hay consenso.

Una reserva marina en Teno podría ser otra buena alternativa de futuro, a juicio de Rodríguez, "pero eso está parado y los pescadores seguimos dejados de la mano de Dios".