En España y Canarias crece la posibilidad de que surja una auténtica crisis política si los principales agentes sociales -económicos, sociales y también los políticos- no corrigen el rumbo de las cosas. Lo que ya hay, en todo caso, es una crisis de la política. Quien así lo advirtió fue el expresidente regional Fernando Fernández, en la intervención inaugural del seminario "Reflexiones sobre lo público" que arrancó ayer en la sede tinerfeña de la Real Sociedad Económica de Amigos del País.
La intervención de Fernando Fernández, centrada en la "Política, los políticos y los ciudadanos", se verá complementada por otra que brindará el catedrático Antonio Martinón sobre el centenario de los cabildos. En la suya, Fernández brindó su propia visión sobre la política en general y la representación que la sociedad espera de sus representantes.
En este sentido, explicó que aumenta en la sociedad la sensación de que debe mejorar la calidad de la democracia y que se construya la convivencia social a través de la justicia y la igualdad. El asunto partió de una charla-conferencia que denominó "La crisis de la política" y que le sirvió para aclarar las diferencias que existen entre una crisis política y la crisis de la política, menos grave que la primera.
Así, cuando se deteriora el orden establecido y se incumplen las leyes vigentes, la autoridad ya no es respetada y la sociedad vive al margen de sus derechos fundamentales, se produce una crisis política. Este cuadro no es, en todo caso, la situación que se vive en España. Al menos no ahora.
Fernández se preguntó si España -y Canarias- padece una crisis de la política, a lo que respondió de forma afirmativa; si ambas padecen una crisis de la política en los términos en que la explicó, a lo que respondió de forma negativa, y si las Islas y el Estado podrían acabar teniendo una crisis política a mediano o largo plazo, a lo que respondió que sí, si no se rectifica.
Luego repasó lo que considera son las causas de las crisis. Habló, en primer lugar, de la inestabilidad y el desprestigio de las instituciones, algo que en su opinión se está produciendo hoy día en España.
En segundo lugar se refirió a la ruptura del estado de derecho, asunto que considera consustancial al Estado democrático mismo. Al respecto aclaró que este aspecto no se da en el país, pero sí ve síntomas "preocupantes", como la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, que "no se cumple".
En tercer lugar, se refirió a la "institucionalización" de la corrupción y el fraude "según de qué sitios se hable". Aunque lamentó que se da en "buena parte" del país, aclaró que no puede hablarse de un fenómeno generalizado.
En todo caso, recomendó "no cerrar los ojos y mirar a otro lado" en este asunto y apuntó que se trata de un "serio" problema que afecta a muchas instituciones estatales. En concreto, destacó la existencia de exministros, expresidentes autonómicos y hasta un miembro de la familia real que están imputados.
De esas tres causas de la crisis dedujo al última: un estado de descontento social que se da a través de la subida del paro, el aumento de la pobreza y de la desigualdad social, fenómenos todos que se dan en Canarias. Por todo eso, abogó por corregir el rumbo.