Publicábamos ayer en nuestra primera página unas declaraciones de Fernando Fernández, expresidente del Gobierno de Canarias y exdiputado europeo, en las que señala la existencia de una crisis tanto en la política regional como en la nacional. El conocido político palmero señala la inestabilidad y el desprestigio de las instituciones, algo que en su opinión se está produciendo hoy día en España, como una de las causas de que la política esté en crisis, por lo que urge adoptar medidas para no caer en una crisis política. Fernando Fernández también se ha referido a la ruptura del estado de derecho; algo sobre lo que dice advertir síntomas preocupantes en asuntos como la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, que "no se cumple".

Nosotros nos preguntamos si esa crisis la motiva el pueblo o son los políticos quienes la causan. En el caso de Canarias todo el mundo sabe que estamos inmersos en una grave crisis social, económica y política. Social porque por culpa del Gobierno socialista que ha estado hasta hace muy poco al frente de la metrópolis que nos coloniza, y que nos impone sus leyes con la anuencia de los falsos nacionalistas de CC, se han perdido los valores morales que tenían antes tanto los españoles como los canarios; sobre todo los canarios, que siempre han sido un pueblo noble y trabajador, contaminado hoy en día por las nocivas influencias de los sindicatos y los perniciosos comités de empresa. Decir que también nos afecta una crisis económica sería una perogrullada: nuestra tasa de paro es equivalente a la que tiene la isla de Reunión. La más empobrecida de las colonias francesas. Y en cuanto a la crisis política, ¿qué podemos añadir que no hayamos dicho ya sobre el necio y torpe político que nos gobierna? ¿Qué podemos decir de Paulino Rivero y de Ángela Mena, salvo que deben dimitir y exiliarse cuanto antes? ¿Es que no se dan cuenta de que son los principales causantes de las grandes calamidades que sufre el pueblo canario?

También informábamos ayer en portada de que el PP apuesta por una indemnización de 33 días para los despidos. Eso no resuelve nada. El despido debe ser libre como lo ha sido siempre en los países económicamente más avanzados. La indemnización por el despido supone una carga de tal calibre para el empresario, que lo disuade de realizar cualquier contratación, amén de que la cantidad de dinero percibido no le resuelve nada al despedido. Lo que debe haber es solidez en las empresas para que no se produzcan los despidos. Una solidez imposible sin salir de la crisis económica que ya mencionábamos antes, agravada en España por los desatinos de Zapatero y en Canarias más aún por la necedad y el despotismo políticos de Paulino Rivero. Una vez más aconsejamos, desde la dirección de esta Casa, que se repare en la figura de los comités de empresa: un poder dentro de la propia empresa, además de la puerta abierta de par en par para que entren los sindicatos a insultar y fustigar al empresario. A esto debemos añadir que los comités de empresa también son el mejor refugio para los empleados gandules; los que no dan golpe pero viven del trabajo de sus compañeros. Desde que se sospeche que alguien es un vago, lo refugian en el comité. No negamos el derecho de los trabajadores a tener una representación sindical, pero no a través de los manifiestamente nefastos comités de empresa. En esta Casa hemos visto cómo hasta una de las figuras más representativas del comité de empresa acude a una emisora enemiga a despotricar de su propia empresa. Eso solo se puede calificar de infamia.

Acabamos con un elogio para el CCN por pedir que se suprima la Policía Autonómica. Estamos muy de acuerdo con que se elimine una Policía de opereta, creada por Ruano y Paulino para que los agentes se les cuadrasen y ellos les pasasen revista hocico en alto. La Policía Nacional y la Guardia Civil son cuerpos suficientes para mantener la seguridad en el Archipiélago. Ya tendremos nuestra propia policía cuando seamos independientes. Los agentes de la Guardia Civil son eficaces, serios y están con el pueblo, además de dar un ejemplo de ciudadanía en todas sus intervenciones.