"Aquí vivieron, aquí murieron y aquí fueron momificados sus cuerpos antes de que los restos salieran de las islas, producto del expolio sin control de mitad del siglo XIX. Por eso merecen ser vistas por todos los canarios como una herencia para las generaciones futuras y un homenaje de respeto a las pasadas". Lo afirmó ayer el presidente del Cabildo, Ricardo Melchior, durante la presentación de las momias restauradas de tres aborígenes, dos mujeres y un hombre, que "retornaron" a la isla en febrero del año pasado tras más de siglo y medio fuera de Canarias. Quedarán expuestas ahora durante tres semanas en una sala habilitada al efecto en la segunda planta del Museo de la Naturaleza y el Hombre, en Santa Cruz de Tenerife.

Melchior estuvo acompañado durante el acto por la consejera delegada de Museos, Amaya Conde, y por el director del Museo Antropológico y del Instituto Canario de Bioantropología, Conrado Rodríguez.

Las momias llegaron a Tenerife en 2011 procedentes del Museo Médico-Forense, de Paleopatología y Criminalística "Reverte Coma" de Madrid, después de una complicada negociación con la Universidad Complutense.

Los restos de estos tres individuos que vivieron en Araya (Candelaria) y en una zona sin determinar de La Orotava salieron de Tenerife a mediados del siglo XIX. El proyecto del trasladado ha sido ejecutado y coordinado por el Instituto Canario de Bioantropología, el Museo Arqueológico de Tenerife y el Área de Conservación del Organismo Autónomo de Museos y Centros.

Rodríguez reconoció que la exposición resulta "cara" a la hora de montarla porque las urnas requieren de unas condiciones especiales de temperatura y humedad relativa que, apuntó el experto, "son ideales porque los restos están blindados y aislados del exterior en unas condiciones uniformes, además de permanecer en urnas que garantizan la eficacia contra los parásitos, el robo o el fuego". Tanto Melchior como Rodríguez coincidieron en señalar que Tenerife tiene el "mejor sistema de conservación" de España,

"No hay que mirar al euro porque si no se conservan ahora, dentro de tres o cuatro generaciones no habrá momias. Esto es un compromiso con el pasado y con el futuro", terció el presidente del Cabildo, quien, además, recordó que el gran expolio de las momias guanches empezó a mediados del siglo XIX porque eran muy valiosas en el mercado y se vendieron con rapidez por toda Europa.

Gracias al estudio de los restos, según afirmó Rodríguez, se ha determinado, por ejemplo, que los aborígenes isleños tenían una dieta rica en carne de cerdo, oveja o cabra, y algo menos abundante en cereales y vegetales, sobre todo en el sur de la isla. Especificó que "los ritos funerarios se llevaban a cabo entre las élites de la sociedad guanche y eso hace presumir que fueran personas mejor nutridas que la población media".

"Las momias son muy útiles porque dan mucha más información que los huesos secos, ya que permiten, a través del análisis de los tejidos blandos, fijar la dieta o, aunque esto sea más complicado, las causas de la muerte", explicó Rodríguez. Por ejemplo, una de las recuperadas en 2003 en Argentina falleció de una encefalitis originada a su vez por una sinusitis.

"Otra característica muy interesante de las momias guanches -apunta Rodríguez- es su relativa cercanía a la época actual, ya que datan del siglo XIV o el XV y eso permite establecer muchas hipótesis tanto de carácter histórico como antropológico".

La intención de los responsables del Museo de la Naturaleza y el Hombre es ir rotando los elementos de cada exposición para mostrar a los visitantes las momias que se almacenan en sus depósitos. "No es posible mostrarlas todas por falta de espacio, pero nos piden que las demos a conocer y es lo que vamos a hacer", concluyó la consejera Amaya Conde.

Una "exiliada" en Madrid y otras quince por el mundo

El Cabildo de Tenerife puso en marcha en la década de los noventa del pasado siglo un programa de restitución a la isla de las momias desperdigadas por el mundo. La primera gestión, que se saldó con éxito en 2003, fue la vuelta de dos momias pertenecientes a la Colección Casilda de Tacoronte, que se encontraban desde finales del siglo XIX en la localidad argentina de Necochea. Conrado Rodríguez apuntó que en la isla ya hay catalogadas quince momias completas y unos ciento cincuenta restos momificados. Ricardo Melchior, por su parte, insistió en el retorno de la que está en la sala de las colonias del Museo Nacional de Antropología de Madrid, que procede del barranco de Erques en Arico, y "no está conservada en las condiciones idóneas. Se ubica junto a restos como los del gigante de Extremadura. y por eso se va a seguir insistiendo en traerla de vuelta. Todas tienen que estar aquí, pero si no tuviéramos ninguna, iríamos a por la de Madrid con estiraderas. Ahora hay unanimidad de todos los grupos políticos del Cabildo y el Ministerio de Cultura no tiene excusas para no devolverla", subrayó el presidente insular. Rodríguez finalizó con un apunte: "Ya tenemos el mapa de la distribución por el mundo de las momias guanches. Hemos contabilizado unas quince, repartidas por todo el planeta. Solo en París hay seis, que no nos dejaron ver cuando estuvimos allí. Luego, se conservan otras en Cambridge (Inglaterra), Gettingen (Alemania), Viena e incluso Montreal, en Canadá".