Los padres de Yurena, la joven que murió en 2010 por un fallo multiorgánico y shock séptico, han asegurado hoy que nunca pensaron que la podrían llegar a matar sus tíos, quienes están acusados como presuntos autores de asesinato, maltrato habitual y detención ilegal.

En el primer día del juicio, sus padres han coincidido en que Yurena era una joven estudiosa, tranquila y a la que no le gustaba mucho maquillarse ni salir de noche.

Han explicado que no tuvieron problemas con ella hasta el día que se enfadaron por un novio que tenía y que no le gustaba, lo cual, han agregados, tras la fuerte disputa llevó a la joven a denunciarlos por malos tratos.

Esto hizo que se les impusiera una orden de alejamiento, lo que hizo que solo pudieran verla de lejos en contadas ocasiones, que terminaron cuando Yurena se trasladó a vivir con su hijo recién nacido a casa de sus tíos en el barrio de La Hoya, en Güímar (al sur de Tenerife).

"Esperaba que regresara. Pensé que regresaría", ha afirmado hoy su padre, que ahora tiene la custodia del hijo de Yurena, su nieto, quien con 20 meses no hablaba, tampoco caminaba y se tapaba la boca para llorar, ha relatado.

El niño ha tenido que recibir tratamiento de un logopeda, un psiquiatra, un traumatólogo y otros médicos por los problemas de vista que tiene, dicen, al haber estado durante mucho tiempo en zonas oscuras.

Su padre ha destacado el control que tenía su tío sobre Yurena, ya que, según ha contado, cuando fueron al juzgado para resolver el juicio que tenía con su hija, éste se quedaba vigilante en la puerta.

La madre de la víctima, entre lágrimas, ha declarado que siempre quiso acercarse a su hija pero que la orden de alejamiento le pesaba.

No obstante, nunca pensó que sus tíos pudiesen matarla: "Yo no pensé que mi hermano me fuera a hacer esto a mi", ha afirmado entre sollozos.

La mujer también ha explicado que avisó al servicio de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Güímar después de recibir un mensaje de un vecino que le advertía que iba a haber una desgracia.

Sin embargo, la trabajadora social le dijo que su hija estaba perfectamente, lo que le hizo relajarse y pensar que sólo se trataba de pequeños encontronazos entre su hija y sus tíos.

Entre lágrimas, la mujer acabó su declaración diciendo que aunque nunca fue a la policía siempre tuvo la certeza de que le estaban pegando.