La reciente constitución del Patronato de Turismo del Cabildo de La Palma resta poder al núcleo más duro y crítico del sector empresarial de la Isla, en una estrategia urdida por el consejero del área, Julio Cabrera, durante los últimos seis meses para ganar en tranquilidad y, sobre todo, para revitalizar un organismo anclado durante años en las mismas propuestas e ideas que han fracasado.

Cabrera llegó a la Consejería de Turismo desde Medio Ambiente. Desconocía el sector y pidió a la presidenta tiempo para descubrir los entresijos del Patronato. Sorprendió que durante todo 2011 no fuera capaz de constituirlo, tomando decisiones de promoción sin consultar a los empresarios. Sus colaboradores afirman que "quiso cambiar los estatutos del Patronato, pero Guadalupe (González Taño) se lo sacó de la cabeza. Más bien se lo impidió". El consejero optó entonces por analizar el funcionamiento del organismo y, de camino, la personalidad, intereses y relaciones entre cada uno de sus integrantes. Tardó medio año en tener un perfil definitivo de aquellos con los que tendría que trabajar.

El consejero se sorprendió, o quizás no tanto, de que algunos representantes del plenario e incluso de la permanente de Turismo "controlaran" hasta tres votos cada uno. "No necesitó mucho tiempo para entender quién tenía el mando y lo que había que hacer para controlarlos. Fue un día en su despacho cuando comenzó a preguntar por qué había miembros del Patronato que representaban a organismos distintos a los que presidían o gestionaban, lo que aprovechaban para poner en sus puestos a personas de su confianza a los que podían controlar a la hora de las votaciones", confirmaron las mismas fuentes consultadas por EL DÍA.

Las miradas de Julio Cabrera se dirigieron entonces al vicepresidente de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro, Francisco García; al gerente de la empresa Transportes Insular La Palma, Juan Cristóbal Hernández -quienes curiosamente en lugar de representar a sus empresas o entidades lo hacían por la Cámara de Comercio y Cepyme La Palma-, y al presidente del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) Tedote, Oscar León.

Con una imagen más real de lo que estaba aconteciendo, y tras solicitar por escrito a los diferentes subsectores sus candidatos para ocupar un puesto en Turismo, llegó el día de la constitución del Patronato. "Fue realmente bochornoso. Muchos sentimos vergüenza ajena por lo ocurrido, sobre todo por las formas", aseguran miembros del plenario. El principal opositor a la composición del organismo "fue Oscar León, aunque también intervino Francisco García. Hubo hasta gritos...". Julio Cabrera aguantó el "chaparrón", pero se mantuvo firme. La idea era dar entrada a gente nueva y evitar el control de votos, aunque para lograrlo "hay sospechas de que influyó de forma decisiva en algunas propuestas de colectivos. Tampoco tenía otras opciones".

Se incorporaron al Patronato miembros nuevos como el empresario Álvaro de la Bárcena, administrador del apartahotel Las Olas; o el presidente de la Asociación de Agencias de Viajes, Armando Marante, pasando la anterior representante de este colectivo, Ursula Gaus, a portavoz de las asociaciones de turismo rural. Además, por Cepyme acudió su presidente, Tomás Barreto, evitando, como hasta ahora, delegar su "sillón".

Otra de las decisiones controvertidas en el seno de la constitución del órgano turístico fue la designación de los dos ayuntamientos que debían tener representación. Tras no haber acuerdo entre ellos, el consejero de Turismo se decantó por Tazacorte y Fuencaliente, lo que generó la protesta de la alcaldesa de Los Llanos de Aridane, Noelia García. "Fue una postura extraña de Julio Cabrera. Quizás la única política. Noelia tenía razón en su queja", hacen hincapié miembros de la permanente. Había dejado fuera a los dos municipios turísticos por excelencia de La Palma, Los Llanos de Aridane y Breña Baja, gobernados por el Partido Popular.

La disputa entre Julio Cabrera, que al menos en público reduce a la mínima expresión todos los "roces", y un sector de los empresarios, que, al contrario, se encargan de airear cada conflicto, se inició "no tanto por decisiones propios de promoción de La Palma sino, sobre todo, por impedir la presencia de determinadas personas en las reuniones con turoperadores o compañías aéreas. Eso no se lo perdonan porque son intereses", confirman fuentes vinculadas a la consejería, que aclararon que "había gente acostumbrada a tener información privilegiada".

Los empresarios mandan en el Patronato desde 2007

El Patronato de Turismo del Cabildo de La Palma está en manos de los empresarios del sector desde 2007, cuando tras las elecciones municipales y autonómicas y, con ellas, el cambio de consejero, Beatriz Páez sustituyó a Jaime Sicilia, se tomó la decisión de modificar los estatutos, una alteración en la composición con la que el también exalcalde de Breña Baja nunca estuvo de acuerdo. Hasta ese año, existía un equilibrio entre los representantes políticos y la parte empresarial, pero en caso de empate decidía el voto del presidente del Patronato (el consejero de turno), al que curiosamente nunca se tuvo que recurrir porque los acuerdos se alcanzaban por unanimidad. Tras las modificaciones oportunas, que diferentes fuentes califican de "irregulares al no haber sido nunca publicadas en el boletín correspondiente", se dio mayor poder a la patronal, que comenzó a manejar cantidades importantes de dinero público, sin prácticamente aportar cantidades significativas de sus bolsillos para las campañas promocionales, al contrario de lo que sí ocurre en otras islas. Esa fue la tónica en el último lustro, hasta que Julio Cabrera alteró los planes del núcleo duro de la patronal. "El consejero no toma decisiones por sí solo. Es cauto y consulta con profesionales del sector, con o sin el Patronato", dicen desde Turismo, donde tienen claro que "la realidad es que 2011 fue mejor que 2010 y que se están cerrando acuerdos importantes para 2012. El pulso le está saliendo bien".