La crisis económica se ha instalado en el seno de algunos hogares que los técnicos denominan "normalizados", esto es, en aquellas familias que nunca pensaron que podrían hallarse en una situación de pobreza absoluta. Por eso, hacer un recorrido por los diferentes comedores sociales que existen en la isla de Tenerife proporciona una visión más certera de la complicada situación en la que se encuentran muchos ciudadanos canarios y extranjeros.

Uno de estos comedores es el ubicado en la céntrica calle del Agua, en La Laguna. Lo gestiona Matilde Guadalupe, presidenta de la Asociación de Voluntarias de la Caridad de San Vicente de Paul, quien relató a EL DÍA cuán "crítica" es la situación ahora mismo debido al alto número de personas que, "de forma desesperada", piden ayuda diariamente en su centro. Allí, aparte de ofrecer una comida diaria también se organizan para que una vez al mes haya reparto de alimentos.

Todos los días reciben en su pequeño comedor, con capacidad para 50 usuarios, unas 100 personas, más de las que admite en un primer turno, por eso, aseguró, "se hacen dos tandas". Igual ocurre con el reparto de alimentos que, a pesar de que tienen estipulado que se realice cada quince días, lo cierto es que no pueden evitar que haya gente, "numerosa" según apuntó Guadalupe, que se presentan a diario en la asociación con el objetivo de que les den algo que poder llevarse a la boca.

Para acceder al servicio del comedor, el ciudadano no necesita más que presentarse en sus instalaciones. "A mí no me gusta ni me parece digno -así lo pienso yo, igual estoy equivocada- que cuando alguien tiene hambre, se les pida ni el nombre ni los papeles ni nada, sino que entre y coma", aseveró.

Entrega de alimentos

Con respecto a la entrega de alimentos, es una cuestión diferente. Han intentado en numerosas ocasiones elaborar un registro de aquella gente a la que les dan esa ayuda, pero al final se ha quedado solo en el mero intento porque "últimamente son muchos y diferentes todos los días, es un desbordamiento ¿qué registro vamos a hacer?", reconoció.

"El perfil sin duda ha cambiado: antes venían canarios, sobre todo gente mayor sin recursos. Sin embargo, ahora hay mucha gente joven, amas de casa, que antes no venían", manifestó.

La hora de la comida en el centro es de lunes a viernes, de 12:00 a 13:00 horas y cada quince días, a quienes lo soliciten, les proporcionan una bolsa de alimentos. También cuentan con otro servicio, que en la asociación denominan, "vergonzante", que está destinado a todos aquellos usuarios que "han perdido todo lo que tenían, sus trabajos y su casas" y se les ayuda de "forma más discreta", acudiendo a un lugar concertado previamente con ellos para no hacerles pasar por el compromiso de presentarse en las instalaciones de la asociación.

En Santa Cruz de Tenerife, otra calle señera, la de La Noria, acoge otro comedor social que gestiona Sor Josefina León. Esta religiosa explicó que la cifra de personas que atienden diariamente se ha duplicado en relación al número que acogían hace algunos años, antes de la crisis. Ahí es donde notan lo pequeño que se les ha quedado el local, "porque ya no caben más, ya no tenemos sitio para toda la gente que viene y tenemos que decirles que vayan al albergue, que allí les dan comida, aunque no quieren ir, no se muy bien por qué, la verdad", señaló.

También Sor Josefina ha detectado que el perfil de usuario ha cambiado. Son jóvenes, "de hecho algunos parecen niños", mientras que antes eran, eminentemente, "personas mayores y residentes en la isla". Eso sí, aparte del colectivo de extranjeros, el más numeroso "es el canario ", especificó. Después de haber estado viviendo relativamente bien, ahora acuden al comedor tras quedarse sin trabajo.