El PSOE vive días y semanas de posibles cambios, impulso democrático y debate profundo y variopinto sobre su futuro tras un varapalo electoral sin paliativos. Una etapa en la que se están sucediendo las sorpresas en múltiples agrupaciones y citas congresuales, algunas de ellas casi esquizofrénicas, como la que se dio el pasado sábado en Adeje, durante el congreso extraordinario de los socialistas tinerfeños para elegir a sus 12 delegados en Sevilla. Aunque pueda causar perplejidad, ese día resultó factible que el plenario apoyara con holgura la gestión de la Ejecutiva Federal (con 111 votos favorables, 27 en contra y 7 abstenciones) y, al poco, se respaldase también con bastante solvencia (más del 50% de apoyos, cuando se necesitaba solo un 20) una enmienda a la totalidad de esa misma gestión, que se llevará, debatirá y votará en el próximo congreso nacional, del que saldrá nuevo secretario general.

Antes de que se votara la gestión del aparato en Madrid, hubo diversas intervenciones (por supuesto, a puerta cerrada y sin permitir la presencia de medios) de defensores (mayoritarios) de lo realizado en los últimos años (como Javier Abreu, Miguel Rodríguez Fraga o Berlamina Martínez...). También de voces críticas (incluso muy críticas), como la de Pedro Anatael (Izquierda Socialista) y la de delegados laguneros o de Candelaria.

Los que apoyaban el sí a esa gestión les reprochaban a los otros, en su inmensa mayoría partidarios de Carme Chacón como secretaria general, que apostasen por rechazar una gestión de una Ejecutiva en la que, entre otros, ha estado precisamente la exministra o Juan F. López Aguilar. Lo entendían como un contrasentido y, a la vez, advertían de que así se estaba reprobando también la gestión gubernamental de Zapatero.

Tras molestarse porque se le impedía replicar, Anatael intervino de nuevo para aclarar que la Federal es un órgano colegiado y que, aunque lleve una línea, eso no significa que todos sus miembros aprueben la totalidad de las decisiones. Además, negó que con ello se censurase al expresidente.

Aunque en el plenario no convenció a la mayoría, sí lo hizo en la segunda comisión de trabajo, al lograr más del 50% de votos a una enmienda a la totalidad justamente a la gestión, bajo el lema de "hay que ganar por la izquierda".