El Albergue de Santa Cruz de Tenerife está ultimando las tareas concernientes a la ampliación de una infraestructura que se ha quedado pequeña ante la cantidad de personas que demandan ayuda en la isla de Tenerife. En breve, inaugurarán la ampliación del edificio y posiblemente aprovechen la coyuntura para cambiarle el nombre y pase a denominarse Centro de Atención Municipal a Personas sin Hogar, como ya contó a EL DÍA el consejero delegado del Instituto Municipal de Asuntos Sociales, Javier Gutiérrez Rubio.

Según explicó Gutiérrez Rubio, "el perfil del demandante de ayuda en el albergue ha evolucionado y lo ha hecho en tres sentidos: se está juvenalizando, feminizando e incorporándose personas que nunca habían solicitado este tipo de ayudas".

Las colas, que con puntualidad británica -a las 12:00 horas del mediodía- se forman ante las puertas de los comedores sociales, están llenas, pues, de jóvenes y familias monoparentales, normalmente una madre con niños a cargo. A ellos hay que sumar esos otros ciudadanos cuya situación personal, como por ejemplo un divorcio o haberse quedado en paro, les ha llevado también a acercarse a pedir ayuda a estas organizaciones.

Mención aparte merecen las numerosas amas de casa con familia a cargo, muchos de sus integrantes en situación de desempleo, que no comen en estos centros, pero sí recurren a ellos para recoger una bolsa con alimentos que les complementen el escaso sueldo o subsidio que entra en casa.

En el albergue reciben a diario a decenas de personas sin recursos que no tienen si quiera para comer. Actualmente, en el comedor se están dispensando unas 310 comidas diarias entre desayuno, comida y cena, unas cien por turno, aproximadamente. Ya en el centro de noche proporcionan un apoyo de bebida caliente para las personas que no han podido alojarse en el albergue por falta de cupo mientras la Unidad Móvil de Atención (UMA) hace lo propio en la calle incorporando una entrega de mantas. A través de una Comisión de Personas sin Hogar, creada en el Ayuntamiento capitalino, compuesta por el IMAS, el Instituto de Atención Sociosanitario del Cabildo (IASS), Policía Local o ambulancias, se trabaja para buscar plazas y el lugar adecuado para las personas que no deberían estar en el albergue.