El secretario general de la Media Luna Roja en Siria, Abdul Razaq Yibiro, murió hoy por disparos de desconocidos cuando viajaba de Damasco a la ciudad de Idleb (norte), informó el portavoz de la Cruz Roja en ese país, Saleh Dabakeh.

Asimismo, la muerte de Yibiro fue confirmada desde Ginebra en un comunicado por el Comité Internacional de la Cruz Roja.

"Hasta ahora desconocemos las circunstancias del suceso, pero pido a todas las partes que recurren a la violencia que cesen sus acciones contra los voluntarios de las organizaciones humanitarias", señaló Dabakeh.

El portavoz de la Cruz Roja en Siria afirmó que "no es la primera vez" que miembros de esta institución sufren ataques desde el inicio de la revuelta contra el régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, el pasado marzo.

Yibiro, médico y director de la sección de la Media Luna Roja en Idleb, trabajó en esta organización como voluntario durante más de 20 años, según explicó Dabakeh.

En cuanto a la autoría del ataque, la agencia oficial de noticias siria Sana acusó a "grupos terroristas", mientras que el grupo opositor Comités de la Coordinación Local (CCL) atribuyó los disparos a las fuerzas de seguridad.

En un comunicado, los CCL informaron, además, de la muerte de diez personas, entre ellas dos mujeres y dos menores de edad en acciones de represión de las fuerzas leales a Al Asad.

Cuatro de esas personas fallecieron en la provincia oriental de Rif Damasco, tres en Hama (centro), dos en Homs (centro) y una en Idleb.

Esta nueva jornada de violencia se produce al día siguiente de que la Liga Árabe anunciara que ha solicitado el respaldo de Naciones Unidas a su hoja de ruta para Siria, que estipula la salida del poder de Al Asad.

Esta iniciativa ha sido rechazada por Damasco, que la considera una injerencia en sus asuntos internos y un intento de internacionalizar la crisis.

Pese a estas desavenencias, el régimen sirio aprobó ayer la continuación de la misión de observadores árabes en Siria, que, sin embargo, no ha logrado el cese de la violencia en el país, donde desde el inicio de la revuelta han muerto, según la ONU, más de 5.000 personas.