El entorno vecinal de los acusados, Juan Daniel y María de los Ángeles, confirmó ayer, a través de los diferentes testimonios realizados, que durante días enteros escucharon los insultos que una voz femenina (refiriéndose a la imputada) profería contra otra mujer, que ellos intuían que era su sobrina Yurena, aunque nunca la llegaron a ver o situar en medio de esas escenas. Mª Ángeles arremetía supuestamente contra su sobrina, llamándola "puta" a gritos hasta quedar afónica, la acusaba de "irse tanto con hombres como con mujeres" y de "no lavarse".

Además, varios vecinos contaron a la sala la existencia de un "goro", una construcción de madera con un saco de papas a modo de cortina en la puerta que la pareja tenía ubicado en el patio y que desmontaron "rapidito, al poco de morirse la niña", recordó Cándida Nancy C.J, una vecina.

Esta testigo fue la única que le arrancó un "no, ¡es mentira!" a Juan Daniel cuando mirándole le dijo que él sabía que lo que contaba era cierto, como aquel momento en que se lo encontró en la venta que su hija regentaba en la plaza del barrio y allí dijo "como para quitarse la culpa de arriba porque sabía que yo les escuchaba cuando estaba con las gallinas, que su mujer tenía que enfadarse con la sobrina porque era muy cochina y ella era muy limpia".

Cándida hizo referencia a la pequeña granja de su propiedad, situada justo enfrente de la vivienda de los imputados y lugar desde donde era testigo de los episodios de violencia continuados cuando acudía a dar de comer a los animales.

Asimismo, entre los testimonios recogidos destacan los de las auxiliares de una farmacia cercana que relataron las numerosas veces que Juan Daniel acudió a este establecimiento a comprar un conocido medicamento indicado para "el tratamiento de hematomas o varices"

La Guardia Civil

El primer agente de la Benemérita que llegó al lugar del suceso tras la muerte de Yurena manifestó su extrañeza porque la acusada "llorara sin lágrimas, por el olor a limpio y a lejía que había en la casa y lo bien colocadas que tenía las manos la fallecida". "Las tenía cruzadas sobre el pecho", concluyó.