Uno de los técnicos de la Guardia Civil que se presentó la noche de autos en el domicilio de Juan Daniel P.R y María de los Ángeles R.R. relató ayer que encontró a Yurena completamente vestida, cubierta hasta el cuello y con las manos perfectamente colocadas sobre el pecho, en una habitación donde reinaba la pulcritud y una cama con las "sábanas bien metidas". A pesar de que todo estaba ordenado y limpio, en la primera inspección ocular que se realizó, y las comprobaciones que se hicieron posteriormente del cuerpo, se observó que la joven presentaba múltiples heridas. Según reconoció, "en toda mi carrera no he visto un cuerpo con semejante nivel de golpes y heridas... tan humillante y vejatorio", lamentó. Entre ellas, el agente destacó "dos costras con tejido muerto en la zona de la espalda" que denotaban que eran antiguas, "lesiones traumáticas que no recibieron tratamiento a pesar de necesitarlo y un corte debajo de la rodilla con un absceso donde "la cantidad de pus era impresionante", aseguró.

Según este funcionario, los golpes a la joven madre tuvieron que empezar a producirse a partir del 23 de julio de 2008, fecha en la que dio a luz. Llegó a esta conclusión porque en el centro sanitario se comprobó que en aquel momento no presentaba ningún daño y sin embargo, tres meses más tarde, acudió al hospital "con una oreja destrozada". Cuando le preguntaron al acusado el motivo que había originado esa lesión, declaró que "se había caído" y que después le había empeorado porque su sobrina tenía "la manía de rascarse las heridas".

En el contacto realizado con la pareja la noche del hallazgo, Mª Ángeles, "sin que nadie le preguntara", hizo mención a los malos hábitos de la chica diciendo que "se prostituía, que no se bañaba y que justo la noche anterior había ido a los Carnavales", detalle éste último que extrañó al agente cuando vio unas zapatillas, sin usar, con las que supuestamente había ido a la fiesta.

A los pocos días, los miembros de la este cuerpo policial acudieron de nuevo al hogar de los imputados donde la acusada les hizo entrega de "un cuaderno con algunas hojas arrancadas" que les adelantó, contenía el relato de los malos tratos que los padres habían infligido a Yurena y supuestamente escrito de su puño y letra. También recordó cómo al día siguiente de la muerte de la joven madre, cuando volvieron a la vivienda, encontraron en el salón al bebé, sentado en un carrito, con un arnés unido a una cuerda atada a pared".

Asimismo, los funcionarios destacaron las dificultades que tuvieron para hablar con los vecinos, que se mostraron renuentes a colaborar "por miedo a la acusada", aseguró. Durante algunos días investigaron el lugar donde pudiera haber estado retenida la joven y encontraron una habitación en la parte alta de la casa, al otro lado de la azotea, a la que se accedía a través de una rampa aún sin terminar y que albergaba un único colchón y una armario con ropa de Yurena. No obstante el agente afirmó que, en el estado en que se encontraba y las heridas que presentaba en las piernas, era imposible que se hubiera podido mantenerse si quiera en pie.