El gas licuado podría ahorra un total de 184 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) en Europa y unos 20 millones de toneladas de CO2 en España, así como generar un ahorro de 1.000 millones de euros solo en España, si duplica el uso de GLP, según el informe ''Mas allá de la red de gas'' de la Asociación Española de Operadores de Gas Licuado (AOGLP), integrada por Cepsa, Disa, Galp Energía, Primagas, Repsol y Vitogas España.

El estudio señala que de acuerdo a la hoja de ruta de la industria europea del gas licuado (GLP) para el uso residencial, que trabaja con un escenario en el que se prevé duplicar el consumo de esta fuente energética antes de 2030 en los "hogares ubicados fuera de la red".

Además, propone fomentar los nuevos usos del GLP en campos como la micro-cogeneración y los sistemas híbridos basados en la combinación del gas con otras energías renovables.

Asimismo, en la hoja de ruta de la industria europea del gas licuado, se incorporan estimaciones sobre los beneficios de la implantación: evitar la emisión de 184 millones de toneladas de CO2; mejorar el 7 por ciento la eficiencia energética global del sector residencial y aumentar el 2 por ciento el uso de la energía solar y geotérmica.

Los hogares fuera de la red son a los que no les llega el tubo de gas natural. Este conjunto está formado por 40,7 millones de hogares que supone el segmento del sistema energético residencial más contaminante y menos eficiente. En 2010 estos hogares emitieron 82 millones de toneladas de emisiones de CO2.

En España, uno de cada cuatro hogares está fuera de la red de gas, por lo que, según el director general de AOGLP, José Luis Blanco, "si se extrapola a España el escenario que propone la hoja de ruta GLP, se podría ahorra "cerca de 1.000 millones de euros, que son los costes derivados de emitir 20 millones de toneladas de CO2, amén de reducir considerablemente las emisiones de hollín, partículas y NOx".

La combustión del GLP emite un 49 por ciento menos de dióxido de carbono que el carbón y prácticamente no emite hollín, otro de los principales factores que contribuyen al cambio climático global.