Desde que se agudizó la crisis, el espectro de los usuarios de la red de oficinas de empleo del Archipiélago se ha abierto de tal modo que resulta imposible dibujar un "retrato robot" que identifique al prototipo de parado en las Islas. En este sentido, según fuentes del SCE, "la horquilla de edad se ha ampliado tanto por arriba como por debajo, con lo cual ahora se ve a más personas mayores de 45 años, así como de 16 y 17 años, que se inscriben en nuestras oficinas por si sale algún trabajo para contribuir a la economía familiar".

Si bien en el capítulo de la formación, la titulación media es de Bachillerato, también se han incrementado los que poseen una carrera universitaria.

Además, "el cierre de muchas empresas ha provocado que trabajadores con cierta edad que llevaban toda su vida en la misma compañía estén pasando por esta situación", agrega la misma fuente, que resalta que "este es uno de los casos más duros que, lamentablemente, tenemos que afrontar cada vez con mayor frecuencia".

En cuanto a la actividad con mayor salida laboral, subraya que unos años atrás era la de mecánico, fontanero, albañil o peluquero, pero con la paralización de la economía apenas salen ofertas de empleo, si acaso algún puesto puntual de ayudante de peluquería o de auxiliar de administrativo.

Igualmente, ha variado la predisponibilidad de los desempleados para aceptar alguna propuesta de trabajo ya que la mayoría de ellos asevera que "está dispuesto a lo que sea".

En este contexto, también se han generalizado los contratos temporales y los de media jornada.

A su vez, el panorama se ha vuelto tan difícil que, aunque a la hora de rellenar la ficha se les sigue preguntando por sus expectativas salariales, prácticamente todos se muestran dispuestos a trabajar cobrando el sueldo mínimo.