El escritor, periodista y dramaturgo tinerfeño Ricardo Sabas Martín (Santa Cruz, 1954), que vive a caballo entre Madrid y Tenerife, es uno de los autores más prolíficos y traducidos del Archipiélago. Este militante de casi todos los géneros literarios, con más de una treintena de títulos en su haber, acaba de publicar "Pleamar", novela que ha sido editada antes en italiano que en español. Martín descubre nuevos territorios expresivos con una literatura fresca en la que está muy presente su tierra, una fórmula que despierta interés entre los lectores ingleses, alemanes, italianos y franceses.

¿Cuál es la trama de esta última novela, "Pleamar", y su vínculo con la realidad?

Mi propósito era hacer una novela "centrífuga"; es decir, que a partir de la historia particular de dos parejas de personajes se derivaran muchas otras historias que tienen que ver con el acontecer individual y con la historia colectiva. Esas parejas son las que forman Melchor, un pescador dotado de un portentoso miembro viril, e Isabel, su esposa, que busca prolongar la pasión del amor después de la muerte. Y junto a ellos: Manasés, un extranjero que colecciona criaturas prodigiosas con las que pretende descifrar el idioma de Dios, y Niobe, una joven sordomuda que lo acompaña. A ellos hay que añadirles la presencia de un profesor que traduce los manuscritos dejados por Manasés, y que reflexiona sobre lo que quedó escrito en esos manuscritos y sobre la verdad que en ellos se dice. Todo ello con el trasfondo de la llegada de cadáveres náufragos a las playas de la Isla, en una clara alusión al drama de las pateras. La vinculación con la realidad surge de cómo ese drama, entre otros elementos, condiciona e influye en el existir cotidiano.

¿Cómo son los personajes que viven en su obra y hasta qué punto son autobiográficos o familiares?

Los personajes que habitan mi obra tienen una base concreta, fruto de la observación y del conocimiento, pero mi empeño es trascender lo cotidiano para, a través del símbolo, del mito, hacer de esos personajes y de esa realidad una categoría universal, válida en cualquier tiempo y lugar.

Isla Nacaria es el territorio en el que se desarrollan sus novelas, una clara referencia a su tierra, ¿cuáles son sus claves?

Yo puntualizaría que mis novelas transcurren en dos territorios. Uno es Isla Nacaria, donde utilizo un lenguaje poético y telúrico a la vez, muy impregnado de las esencias de la tierra insular y de trasfondo mítico. A este ciclo pertenecen "Nacaria", "La heredad" y "Pleamar". Todas ellas son una trasposición de Canarias entendida como un todo único en el que confluyen la historia, lo social, lo mítico y legendario, la geografía... Lo que las distingue es ese aliento del lenguaje con el que quiero trascender los límites del realismo tradicional, ensanchándolo, arriesgando nuevas posibilidades expresivas, y que produzca el efecto de quien se asoma por primera vez a un mundo recién inaugurado. Mi otro ciclo novelesco tiene espacios concretos y reconocibles de nuestras islas. De él forman parte Los trabajos de "Esther", "La noche enterrada" y, la aún inédita, "Las siervas". En ellas recurro a acontecimientos con un trasfondo histórico que me permiten reflexionar sobre nuestra realidad como individuos y como pueblo. En todo caso, entiendo que las tres claves de toda mi obra, incluso la poética o la teatral, son identidad, memoria y lenguaje.

¿Hasta qué punto su identidad canaria marca su obra? ¿Introduce canarismos?

Mi ser isleño marca todo lo que escribo. Alguna vez he dicho que me marché a Madrid para poder ver, en la distancia, lo esencial, lo definitorio, de nuestra tierra, más allá de los tópicos y folklorismos al uso. No sabría escribir de otra manera. Y esto es así, porque mi literatura surge de la necesidad, de la urgencia interior. Solo así la literatura es auténtica. Y, si es auténtica, debe reflejar también el lenguaje. En mi caso, mi obra está cuajada de términos, giros y voces insulares. Algo, dicho sea de paso, que ha planteado muchos problemas de traducción pero que, a la vez, manifiesta la enorme riqueza de nuestra habla, que diferencia y potencia con sus peculiaridades el español normalizado.

¿Qué argumento utilizaría para llamar la atención del lector hacia esta novela?

Que no es una novela al uso, que no insiste en los caminos trillados del realismo convencional. Que se arriesga a proponer un universo sorprendente e inédito y que, pese a la complejidad de su estructura, no es una novela "difícil", sino muy asequible. Una novela que, desde un planteamiento mítico, indaga en nuestra existencia, en aquello que somos, en lo que hemos heredado y en la esperanza del porvenir. A ello se suma una serie de tensiones dialécticas como son las relaciones entre el sexo y la muerte, lo real y lo maravilloso, lo verdadero y lo aparente, el turismo y los signos del pasado, lo insular y lo foráneo, el silencio de Dios y el sufrimiento de los más miserables y desheredados...

No es normal que se publique antes en italiano que en español, ¿a qué se debe? ¿Le ha ocurrido antes? ¿Para cuándo en español?

Es la primera vez que me ocurre. En este caso, mis editores italianos y alemanes han decidido publicarla sin esperar a la edición española por la buena aceptación de crítica y público que han tenido mis novelas anteriores del ciclo de Isla Nacaria. Esas novelas estuvieron presentes en las ferias de libro de Leipzig y Frankfort, y en las de Roma y Módena. Y, además, han sido objeto de estudio por parte de los alumnos de español en la Universidad de Tor Vergara, en Italia, y en la Universidad de Bonn. "La heredad", en concreto, llegó a ser finalista del Premio Internacional de Literatura alemán. Ciertamente, no me puedo quejar de su acogida fuera de nuestras fronteras. La edición española, si las previsiones se cumplen, espero que aparezca para la Feria del Libro de Las Palmas y de Santa Cruz.

¿Dónde cree que radica la originalidad de la literatura canaria que se traduce y atrae a lectores extranjeros?

Pienso que por su apuesta por plantear mundos nuevos, sugerentes, que nada o poco tienen que ver con la narrativa española contemporánea, tan llena de lugares comunes, de clichés y fórmulas repetitivas. Es el descubrimiento de que hay algo más, otra forma de narrar, que no sea lo previsible y conocido. En algunos de estos países lo comparan con lo que supuso de renovación literaria el llamado "boom" hispanoamericano. Es otra manera de ver el mundo, de interpretarlo desde nuestras islas, con componentes de atrevimiento formal, con una geografía y una historia insólitas, llenas de resonancias míticas y poéticas, y con un lenguaje pleno de expresividades desconocidas.

¿Qué autores, sobre todo canarios, reconoce que han influido en su formación como escritor?

Entre los canarios todos y ninguno. Quiero decir que creo conocer en profundidad nuestro legado literario y que, por supuesto, de ello me nutro. Pero mi propósito ha sido siempre crear una voz y un mundo propios. Un mundo que quiere ir más allá de lo que la tradición nos ha dejado. Creo que a estas alturas de historia literaria no se pueden repetir las fórmulas ya dadas. Yo pretendo arriesgar, y, como dije antes, ensanchar los límites del realismo tradicional con nuevas propuestas, en la línea, por ejemplo, de lo que han hecho Cortázar, Lezama, Juan Goytisolo, Márquez, Kundera, Magri, Rulfo, Faulkner, Grass y tantos otros cuyas novelas han supuesto un paso más hacia adelante, explorando inéditos territorios narrativos. En esos espejos me miro, o lo pretendo, al menos.

¿Cómo se imagina el perfil del lector en esos países que le leen?

Quiero creer que son lectores que, por las causas que sean, sienten curiosidad por Canarias y lo canario. Desde simples turistas a profesores universitarios. Y que, al leer nuestra literatura, descubren universos fascinantes, distintos a los de la narrativa española contemporánea, y que se sorprenden y degustan esa manera de narrar como si bebiesen un vino exótico, pero de sabor fuerte, espléndido y memorable.

¿A qué nivel situaría la literatura canaria actual?

Sin duda, entre la que mejor se hace en español. El problema, como casi siempre, es la dificultad de traspasar fronteras.

Novela, poesía, teatro, ensayo, ¿en qué género se siente más cómodo y cuál es el cordón umbilical que une todas esas manifestaciones literarias? ¿Cómo va su vertiente teatral y próximos proyectos?

Lo que une todas mis actividades literarias es la necesidad de intentar comprenderme a mí mismo y al tiempo en que vivo. Para eso escribo. Y para hacerme preguntas. Los géneros varían en función de aquello que quiero expresar. Últimamente me encuentro más cómodo en la novela, que por ser un género bastardo, todo cabe en ella. Igualmente, he retomado el teatro y tengo dos piezas inéditas, "La extrañeza" y "El crucero" que, más pronto o más tarde espero ver editadas. ¿Mi proyecto próximo? El de siempre, seguir escribiendo hasta que crea que no tengo nada que decir o que aportar.