El pleno celebrado en la tarde-noche de ayer en el Ayuntamiento de La Laguna giró en torno a las consecuencias de la destitución, el pasado mes de diciembre, del entonces concejal de Deportes, Javier Álvarez, por "falta de confianza". Cronológicamente, la primera secuela del cambio de parecer sobre la idoneidad de Álvarez, fue la toma de posesión de Cruci Díaz como concejal. La edil vuelve, así, a hacerse cargo de áreas de gobierno, como ya hiciese el mandato pasado, y a partir de ahora gestionará Educación y Medio Ambiente.

Sin embargo, cual efecto mariposa, la destitución de Javier Álvarez conllevó otra serie de implicaciones que también tuvieron su reflejo en el día de ayer. Así, en el pasado pleno de enero, el equipo de gobierno (CC-PSC) decidió rechazar la comparecencia del alcalde, Fernando Clavijo, para que explicara los motivos que lo llevaron a cesar al exedil de Deportes (comparecencia que había solicitado Por Tenerife); pero el portavoz del grupo proponente, Santiago Pérez, lo "esperó en la bajadita".

De esta forma, en el pleno de ayer Pérez defendió una moción (que obtuvo el apoyo del PP y Sí se Puede) para modificar el reglamento orgánico de la corporación y "mejorar el nivel de la calidad democrática del ayuntamiento".

El cambio normativo era, en sí, bastante simple y se basaba en tres ejes: poner por escrito que los jefes de servicio debían entregar de forma inmediata las informaciones solicitadas por los grupos políticos; añadir la opción de réplica, con un tiempo limitado de cuatro minutos, en el turno de preguntas y posibilitar la solicitud de una comparecencia del alcalde en cada trimestre. Algo semejante a lo que se hace en el Cabildo de Tenerife, según expuso Pérez.

Sin embargo, esta modificación fue rechazada por el equipo de gobierno y el portavoz de CC, Juan Manuel Bethencourt (habitualmente hábil en encontrar argumentos que parezcan irrefutables), tuvo que tutelar la postura del gobierno municipal al mismo tiempo que salvaguardar la calidad democrática del consistorio. Un encaje de bolillos en el que mezcló que el reglamento solo data de 2009 y que fue aprobado por unanimidad, con que en Zaragoza o Logroño es el propio alcalde quien decide si comparece o no, mientras que en La Laguna es el Pleno (cuya mayoría la tienen CC y PSC). El sentir general lo resumió Santiago Pérez: "Es ilógico que el que vaya a ser controlado decida si quiere serlo o no".

Esta moción sentó el precedente y las posteriores (todas de la oposición) no iban a correr mejor suerte: seis rechazadas y una sobre la mesa. El equipo de gobierno rebatió todas y cada una de ellas con las tesis acostumbradas, es decir, que las propuestas son de imposible ejecución (colocar reductores de velocidad en varias calles de Tejina, por ejemplo) o que ya se están realizando las labores pertinentes, como en el caso de la moción del PP para que los proveedores del ayuntamiento compensen sus deudas con cargo a las facturas pendientes de pago.

Solo salió adelante una moción institucional para conceder al grupo Achamán la Medalla de Oro de la Ciudad y la promovida por CC para exigir la prórroga de las bonificaciones aéreas, tal y como ya pasó en el Cabildo con el lógico voto en contra del PP.

la clave

A oscuras durante quince minutos

Como casi siempre, el pleno de ayer contó con su tradicional prólogo: la crítica unánime de PP, Por Tenerife y Sí se Puede a ciertos expedientes relativos a resoluciones dictadas por Alcaldía, en las que se sacaron a relucir, una vez más, supuestos fraccionamientos de contratos, relaciones contractuales prorrogadas, decretos en los que no existía el objeto de la prestación del servicio o el particular "espolvoreo" de partidas extras para fiestas.

Sin embargo, también contó con una novedad inesperada: un corte de luz en buena parte del ayuntamiento que obligó a suspender la sesión durante quince minutos hasta que algún operario volviera a colocar la palanca del cuadro de luces en su posición correcta. Algún concejal dijo, entre bromas, que el singular acontecimiento se debía a una mano negra, la del edil de Servicios Municipales, Javier Abreu, experto en alumbrado y que no asistió al pleno por enfermedad.