Ha dicho estos últimos días Paulino Rivero, un político torpe que está hundiendo a Canarias en un abismo de miseria, que se reunirá con Mariano Rajoy "en cuanto sea posible". ¿Reunirse con el presidente del Gobierno español para qué?, nos preguntamos. ¿Para decirle que se cree de una vez la comisión negociadora del traspaso de poderes desde la metrópoli a nuestras Islas? ¿Para fijar la hoja de ruta de nuestra independencia? Nada más lejos de la realidad. Paulino Rivero, haciendo gala de la necedad política que lo caracteriza, quiere reunirse con Rajoy para pedir un modelo de Estado "menos centrista".

Esto es una insensatez propia de un incapaz político como el presidente del Gobierno regional. Canarias no necesita pertenecer a un Estado menos centrista, sino ser independiente y no formar parte, por lo tanto, de ese Estado. Canarias se encuentra en un momento crucial. Al enorme paro que asola el Archipiélago hay que unir las negras previsiones de la CEOE-Tenerife dadas a conocer días atrás: el desempleo continuará aumentando en las Islas a lo largo de este año, hasta situarse, previsiblemente, en unas 355.000 personas sin trabajo a finales de diciembre. Aumentan las colas del hambre. Muchos niños no tienen otra cosa que llevarse a la boca que unos mendrugos de pan duro, y no todos los días. La gente se muere esperando asistencia sanitaria en las listas de la sanidad. Todos conocemos a alguien con alguna enfermedad que requiere asistencia inmediata a quien le han dicho que debe esperar semanas, e incluso meses, para ser atendido. Y todo esto en un territorio cuyos recursos permitirían que sus habitantes viviesen como los ciudadanos de los países más ricos de mundo en el caso de que fuésemos nosotros, y no los peninsulares, quienes los administrásemos. ¿Sabe esto Paulino Rivero? Tal vez no porque, como hemos dicho, ha dado reiteradas muestras de ser un político torpe e incapaz. Pero si no lo sabe, debería decírselo cualquiera de los niñatos, incluidos los niñitos del papá Ríos, que tiene como asesores. Sin embargo, ni el uno ni los otros -ocupados todos en vivir bien y en favorecer a sus allegados- hacen nada por un pueblo, insistimos, cada vez más hambriento y desesperanzado. A estas alturas es difícil encontrar a un joven canario que no esté pensando en emigrar, si es que no lo ha hecho ya, en busca de un futuro que se le niega en su propia tierra. No porque Canarias carezca de recursos, pues los tiene, sino por culpa de los incompetentes políticos que nos gobiernan. Empezando por la pareja rumana de la que tanto hemos hablado. Y entramos en materia.

La posibilidad, expuesta el pasado domingo en las páginas de EL DÍA por nuestro colaborador Ramón Moreno Castilla, de que Canarias se convierta en un estado libre asociado de Marruecos ha dado mucho que hablar. Aunque cause escalofríos, como dice el propio autor de la idea, es una buena opción siempre que seamos un estado libre. Al menos es una alternativa mejor que la de seguir bajo la esclavitud colonial que nos imponen los españoles desde hace casi seis siglos, unida a la rapiña de nuestros recursos a cargo de las oficinas de Hacienda. Llegado el momento de optar por este camino, ya veríamos con quien nos asociamos. Por supuesto que conservaríamos nuestra lengua, nuestra cultura y las actuales relaciones económicas con otros países, incluido España; una nación con la que nos relacionaremos de igual a igual y no de amo a sometido, como ocurre ahora, porque por culpa de Paulino Rivero y del nacionalismo, políticamente traidor al pueblo, de Coalición Canaria, seguimos siendo una nación sin Estado sojuzgada por otra que se encuentra a enorme distancia; nada menos que en otro continente. En cambio, Marruecos está a menos de cien kilómetros de Canarias, por lo que somos un archipiélago costero marroquí. Compartimos intereses geoestratégicos, y posiblemente también los concernientes a una importante bolsa de hidrocarburos, con el Reino alauita. Si a esto añadimos que con Marruecos jamás estaríamos tan esclavizados y expoliados como lo estamos con los españoles, la opción del estado libre asociado no es un desatino sino todo lo contrario. La presencia y los vínculos con Marruecos son parte de una realidad evidente. Quien no sea capaz de verla no está en pleno uso de sus facultades mentales; es decir, vive mediatizado por ideas absurdas. Solo un loco o un ignorante puede negar la ubicación africana del Archipiélago canario. Aunque estemos en el océano Atlántico no somos islas atlánticas. Por nuestra proximidad a África, a Marruecos, insistimos en que somos islas costeras.

Reiteramos que esta nueva situación política para Canarias no supondría una ruptura total de relaciones con la nación que nos invadió, cometió un genocidio con nuestro pueblo y nos esclavizó. Mantendríamos, pese a todo, la amistad que corresponde a países vecinos pero, como decimos, de igual a igual. De la misma manera subrayamos, una vez más, que con la mencionada fórmula mantendríamos la identidad nacional canaria. Algo de lo que carecemos en estos momentos, ya que en nuestro pasaporte y en nuestro documento de identidad figuramos como españoles -qué disparate- y no como canarios, que es lo que realmente somos. Nada nos impediría, formando parte de ese estado libre asociado con Marruecos, tener un pasaporte propio; es decir, tener nuestra propia identidad. También tendríamos una Constitución propia redactada por ilustres políticos democráticos que nada tendrían que ver con la chatarra actual, consecuencia de un aborrecible sistema de listas cerradas. Una Constitución, unas leyes y hasta una Justicia propia; esto último es fundamental para nuestra convivencia como pueblo, pues mientras existan jueces justicieros que se guían más por el rencor que por el respeto a las leyes es imposible que haya paz social. Jueces que, asimismo, sean nativos y comprendan la idiosincrasia de aquellos a los que juzgan, en vez de mirarlos como inferiores, como indígenas colonizados, que es lo que ocurre actualmente.

Pasando a otro asunto, ha sido noticia esta semana la condena del juez Baltasar Garzón. ¿Cómo es posible que se expulse a este juez de la carrera judicial y, de forma simultánea, no se haya condenado la actitud antijurídica de los cinco magistrados de Las Palmas que, públicamente y con publicidad en la primera página de un periódico canarión, prevaricaron al calificar a José Rodríguez de xenófobo y racista, lo cual equivale a decir de él que es un delincuente? Y eso sin haber sido juzgado. ¿Qué ha sido de esos magistrados? ¿Y qué ha sido también de cierta jueza relevante, a la que nos referíamos ayer sin citarla, que decidió sobre una demanda presentada por el editor de EL DÍA contra una periodista, pese a que esa jueza había sido denunciada previamente por José Rodríguez ante el CGPJ, y además de absolver a la periodista demandada, dicen que amiga suya, condenó en costas a José Rodríguez?

Para acabar: si España sigue sin hacernos caso, si sigue silenciando el clamor de los canarios para conseguir su independencia -y, además, conseguirla cuanto antes-, no nos queda otra salida que convertirnos en un estado libre asociado de otro país. Del país que nosotros elijamos, aunque lo lógico es que sea Marruecos por las razones que hemos citado anteriormente. España ignora intencionadamente la información y la opinión publicada diariamente en EL DÍA, el único periódico que defiende al pueblo canario, porque no le conviene a sus intereses que se conozcan nuestras inquietudes independentistas. Sin embargo, la independencia, que ya está en camino, llegará más pronto que tarde. Y lo hará mucho antes de lo que piensan los españolistas, los amantes de la españolidad y hasta los que quieren morir como españoles. La libertad de los pueblos soberanos, su identidad y su dignidad es lo más grande que existe en el mundo. Y eso es lo que pedimos y exigimos: libertad, identidad y dignidad.