Quien quiera huir de los clásicos bombones o tartas en forma de corazón el día de San Valentín y a la vez endulzar el paladar de su pareja puede encontrar este año propuestas sorprendentes en los escaparates de las pastelerías, desde bolsos y zapatos comestibles a ramos de gelatina.

Los artesanos del dulce aprovechan que en febrero el comercio no se encuentra en su punto más álgido para desatar su creatividad e intentar seducir a los clientes con una oferta variada en formas, sabores y precios, que no deja indiferente a los más golosos.

Ejemplo de ello son los bolsos "de lujo" que ha preparado para la ocasión la pastelera Elisa Herrera en el horno San Onofre de Madrid, que requieren unas quince horas de elaboración entre patronaje, "confección" y montaje para lograr un acabado perfecto que imita al de las grandes firmas.

Eso sí, la piel se cambia por chocolate en sus distintas versiones, blanco, con leche y negro, teñido con colorantes vegetales comestibles que permiten crear estampados, rayas o adornos rojos, azules, amarillos, rosas y lilas.

"Decidimos evitar un poco ese minimalismo que nos ha traído la crisis con un concepto que nos permita tirar la casa por la ventana, no de forma económica, sino de forma estética", ha explicado a Efeagro la responsable de la pastelería, Ana Guerrero.

Esta propuesta se suma a otras novedades, como unas máscaras decoradas con besos y corazones, o zapatos de cacao, que completan la oferta más clásica de tartas y bombones, dirigida "a un público más maduro", ha afirmado Guerrero.

Sin embargo, esta última sigue siendo una "apuesta segura" para la mayoría de pastelerías, porque "lo que más se regala son los bombones", según el presidente de la Confederación Española de Empresarios Artesanos de Pastelería, Salvador Santos, para quien San Valentín es "una fiesta muy tradicional" en la que "se mantienen los clásicos".

Como en años anteriores, lo más habitual es que los reposteros simplemente cambien por unos días el molde de sus tartas, con el chocolate como ingrediente estrella, según coinciden muchos pasteleros.

"Desde hace años el chocolate tiene ventas ascendentes a nivel nacional y hay verdaderas obras de arte hechas con este producto", ha apuntado el presidente del Gremio de Artesanos Confiteros de Asturias, Manuel Menéndez.

Además de bombones, cada vez más reposteros optan por ofrecer piruletas, que tienen un precio muy asequible, en las que no faltan ni Cupido ni las frases cariñosas.

Pero también hay otros productos, como las golosinas, que están tomando fuerza el día de San Valentín, en parte por su bajo precio.

Una opción que permite, además, poner a prueba la imaginación de los enamorados, que pueden elaborar a gusto de su paladar y de su bolsillo brochetas o ramos de distintas formas y colores.

"Las golosinas son un reclamo muy fuerte para la gente adulta, todos llevamos un niño dentro que queremos sacar", ha destacado Sofía Prada, responsable de la tienda sueca Oomuombo, que ofrece más de 130 tipos de caramelos de goma, para "decir te quiero de la forma más dulce".

Son propuestas que buscan "seducir" a los enamorados con un "toque especial", que, según Ana Guerrero, es muy necesario en un momento como el actual, en el que "la sociedad está falta de ilusión".

"Creo que ahora, más que en una crisis, estamos en una situación con la que tenemos que volver a vivir y ser felices, seduciendo y sonriendo cada día a la vida", ha subrayado.

La creatividad se convierte así en una salida para "dejar de mirar la cuenta de los resultados", que no dejan de caer cada año.

Eso sí, reconoce que entre las propuestas más innovadoras que ofrece la pastelería, ninguna está estrictamente pensada para hombres, porque no hay "un concepto varonil" del día de San Valentín, una pauta que se ha propuesto cambiar el año que viene.