La victoria del ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney en los caucus de Maine ha sido la última cita previa a un largo paréntesis, en el que los precandidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos deberán plantearse una previsible lucha estado por estado ante la ausencia de un claro favorito.

La triple victoria del pasado martes del ex senador de Pensilvania Rick Santorum en Minesota, Misuri y Colorado, junto a la ajustada victoria de Romney el pasado sábado en Maine ponen de manifiesto que el el exgobernador de Massachusetts, que lidera la carrera, no termina de convencer en el seno republicano.

Gingrich & Paul

Mientras que el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich y el legislador por Texas Ron Paul se comprometieron ya desde el principio a mantener una larga contienda, Santorum, que en un principio estaba más rezagado, dio un golpe de efecto arrebatándole Iowa a Romney, y más tarde los otros tres estados.

De hecho, el caso de Minesota, donde quedó tercero, fue el varapalo más fuerte para el ex gobernador de Massachusetts, que tras las contundentes victorias en Florida, Nuevo Hampshire y Nevada, el pasado sábado se tuvo que conformar con superar con solo tres puntos a Paul.

La próxima gran cita electoral tendrá lugar el próximo 28 de febrero, cuando acudirán a las urnas los estados de Arizona y Michigan, ambos considerados clave en las elecciones de noviembre, en las que el presidente de Estados Unidos, Obama, buscará la reelección con el Partido Demócrata.

En los dos, Romney puede tener más opciones que el resto de los candidatos, ya que su padre, George Romney, fue gobernador de Michigan, y Arizona tiene una gran cantidad de ciudadanos que profesan la religión mormona, como el ex gobernador de Massachusetts.

La mayoría de los estados que quedan por disputar otorgan los delegados de manera proporcional, incluyendo los 29 delegados de Arizona y los 30 de Michigan, por lo que todos los precandidatos tienen que jugar sus cartas en cada territorio.

El 6 de marzo llegará el "súper martes", la jornada electoral en la que acudirán a las urnas diez estados y estarán en juego 563 delegados, casi la mitad de los necesarios para que un aspirante pueda garantizarse la candidatura, 1.144.

Tras los resultados del pequeño estado de Maine, Mitt Romney continúa siendo el candidato que ha logrado el apoyo de más delegados, con 120, seguido de Santorum con 72, Gingrich con 32 y Paul con 16, pero a todos les queda un largo camino hasta la mayoría para la nominación.

"Creo que los resultados nos dejan con un escenario muy disperso", dijo el Miembro del Comité Nacional Republicano de Tennessee, John Ryder, tras conocer el recuento de Maine. "Hemos superado la batalla de aniquilación. Nadie ha sido noqueado y los cuatro precandidatos que restan tienen capacidad para recaudar dinero y continuar su lucha", añadió. La evidente división de los delegados entre los cuatro candidatos hace más difícil para cada uno de ellos lograr la mayoría necesaria, en cuyo caso el candidato sería elegido en la convención del partido se celebrará en agosto. El exgobernador de Massachusetts no ha convencido a los sectores más conservadores, sobre todo a los evangélicos y a los activistas del derechista Tea Party, mientras Santorum no cuenta con el mismo aparato de campaña ni las posibilidades económicas de Romney. Habrá que esperar al "súper martes" para saber si, como asegura Santorum, esto es "solo cosa de dos".