Provocadora, transgresora y mitómana. En torno a estos tres vértices crece "Juego de Máscaras. La identidad como ficción", la exposición que alberga el TEA Tenerife Espacio de las Artes de Santa Cruz hasta el próximo 14 de julio. Una imagen de Andy Warhol se convierte en una especie de recibidor a una muestra en el que los espectadores están invitados a observar las creaciones de Sarah Lucas y Cindy Sherman, un vídeo de Martín Sastre, fotos de Jorge Ribalta y de Douglas Gordon, así como una obra de Cabello y Cerceller que la dirección del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) ha cedido a una exposición que tiene una gran influencia carnavalera.

El sexo y sus múltiples combinaciones carnavaleras es uno de los ejes centrales de una experiencia artística que Cristóbal de la Rosa, director insular de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife, definió como "acorde con los tiempos que corren", en referencia al inminente estreno de las fiestas de invierno. En este sentido, De la Rosa leyó un auto de febrero de 1782, firmado por el alcalde de Santa Cruz de Tenerife, Thomas Cambreleng, en el que se prohibía que las máscaras ocultaran el sexo de los ciudadanos bajo pena de abonar una multa de cuatro ducados y pasar ocho días en la cárcel.

Yolanda Peralta, comisaria de las exposiciones no permanentes del TEA Tenerife Espacio de las Artes, admitió que los preparativos hasta convertir en realidad la exposición se han alargado en el tiempo, pues existía un gran interés por mostrar a los visitantes del TEA "la imagen de un carnaval que pasa de lo público a lo privado... La genialidad es una mascarada y la masculinidad una farsa", reconoció la responsable de "Juego de Máscaras. La identidad como ficción".

Falsas apariencias

Las obras que ocupan varias salas del TEA están datadas en los años setenta y destilan una ambigüedad visual en torno a temas tan complejos como el sexo, la edad o el estátus social de las personas que describen una nueva personalidad a medida que van completando su metamorfosis carnavalera. Pierre Moliner, Meritxel Santos, Valerie Belin, Yosumasa Morimura, Ana Laura Alaéz, Marie-France Martin, Christian Stromholm, Manu Arregui, Julia Galán Serrano o Pedro Meyer, entre otros autores, firman obras que impactan al espectador a partir de una continúa búsqueda de contrastes. "Hay una estrategia clara por poner en relieve lo femenino y lo masculino", añadiendo que "la condición sexual solo es un artificio de la sociedad, por lo que en ocasiones es normal que haya ese espíritu transgresor para romper las normas establecidas", dijo justo antes de presentar una instalación de Oliver Behrmann -según el encargo que le realizó el TEA- en la que se recrea un ambiente inspirado en el movimiento glam-rock.

El camaleónico David Bowie y compañía (Marc Bolan o T. Rex) son los estandartes de una sala de diseño opresivo en el que no faltan una referencia a la impactante estética de los neoyorquinos de la banda Kiss.

"Y Flash Gordon estuvo ahí... con los calzoncillos plateados", de Behrman, es el atrevido título de una de las veintisiete propuestas artísticas -audiovisuales, fotografías, relieves- que se pueden ver en este "baile" de máscaras.