Son Jacinta Baute y Paco Albendín, dos vecinos de San Andrés que durante los últimos años han visto cómo sus vidas han cambiado radicalmente con la acumulación de problemas que han sufrido sin comérselo y sin bebérselo. Primero fue el famoso conflicto del Valle de Las Huertas, vinculado de alguna manera con el caso Las Teresitas y la urbanización del Valle de Las Huertas, y ahora es la canalización del barranco del mismo nombre, cuyo cauce pasa al lado de sus propiedades por ambos lados. En esta ocasión, las actuaciones de canalización del barranco están perjudicando nuevamente sus intereses, ya que desde hace unas semanas no tienen cómo regar sus huertas debido a que un problema con los trabajos que se están realizando ha generado la rotura de una tubería que abastecía de agua a sus tierras.

El problema no es el corte de la tubería en sí, ya que en un principio los operarios que están trabajando en el cauce avisaron a la familia de que se iba a cortar porque era necesario para realizar otros tipos de actuaciones frente a su casa que hacían necesario romperlo, "algo a lo que nunca nos hemos negado en absoluto por el bien general".

Esa tubería permitía a la Jacinta y a Paco atender sus tierras ubicadas en el otro lado del barranco, justo debajo de donde se encuentra el nuevo campo de fútbol del CD San Andrés.

El problema surgió cuando una vez roto el tubo reclamaron la reposición para poder atender las huertas y se encontraron con la negativa del jefe del proyecto del encauzamiento del Barranco de Las Huertas a la altura del campo de fútbol. Esta situación ha llevado a la familia a presentar una denuncia contra las obras porque, aseguran, "es una más que nos están haciendo para presionarnos y que vendamos los terrenos para que ellos puedan hacer la carretera hacia el campo por nuestros terrenos y hacer lo que les dé la gana y no lo vamos a permitir", dijo con contundencia Jacinta.

Otros conflictos

Aseguran que durante los últimos años han tenido conflictos derivados de las actuaciones que se han querido hacer y reconocen que siempre se han negado a facilitar las cosas porque desde siempre, y recordando el conflicto del Valle de Las Huertas se han querido aprovechar de los terrenos de los vecinos y sus propiedades, para especular y desarrollar los grandes proyectos o la urbanización de los terrenos "cuando nunca han sido de ellos".

A pesar de reconocer estar cansados advierten de que van a seguir defendiendo sus derechos "cueste lo que cueste porque estas tierras son mías y de aquí no me van a sacar. Si las quieren solo tienen que comprarlas, pero no al precio que ellos quieren", señaló Paco.

La gota que ha colmado la paciencia de la familia fue la rotura del tubo que abastecía de agua las huertas que tiene en el otro lado del barranco, ya que actuaron de buena fe y permitieron hacerlo, pero cuando reclamaron la reposición la dirección de obra se negó a la restitución. "La situación es inaguantable, pero nosotros no nos moveremos ni un milímetro porque los terrenos son nuestros y por muchas presiones que ejerzan por las malas no van a conseguir absolutamente nada, eso seguro", indicó con vehemencia Jacinta.

Entre otros conflictos recordaron que la dirección de las obras ya intentó colocar la pasarela de acceso al campo de fútbol en sus terrenos, "cosa que no consiguieron porque nos negamos y luego resulta que nos echan encima la presión de la falta de infraestructuras del campo de fútbol, pero en este sentido nosotros no tenemos nada en contra del club y sólo defendemos nuestros derechos y así lo han entendido".

La pasarela yace en un rincón del camino a la espera de que de una manera u otra los conflictos se resuelvan, mientras que la denuncia presentada contra las obras sigue su curso en defensa de los intereses de Jacinta y Paco, que esperan que la Justicia obligue a la dirección de obra a restituir la tubería.