Los vecinos y comerciantes del ámbito de la avenida Ángel Guimerá denunciaron ayer el estado en el que se encuentran los jardines de la plaza que existe encima del aparcamiento público (paralelo a la plataforma del tranvía), un espacio que se ha convertido en el foco de las críticas por la imagen que presenta y el poco mantenimiento que se ejerce por parte del ayuntamiento en sus rincones, especialmente en las jardineras.

Sobre ello, los comerciantes de la zona aseguran que durante los últimos meses los operarios del Ayuntamiento de Santa Cruz han ido quitando de los jardines las especies vegetales que durante los últimos cuatro años han ido adornando los jardines, flanqueados por flamboyanos. A día de hoy solo queda un buen recuerdo de lo que en su momento fue una de las plazas de referencia en Santa Cruz por su belleza y por su buen gusto en su diseño.

Tal y como adelantó EL DÍA en su edición del 19 de julio de 2006, la creación y construcción de la plaza de Ángel Guimerá fue asumida por la empresa Metropolitano de Tenerife SA (MTSA), encargada de la implantación de los sistemas tranviarios en la Isla. El plan trataba de rehabilitar un espacio de 2.500 metros cuadrados de superficie con un diseño llamativo y espectacular, siempre respetando la estética que se desarrolló en el Plan Urban de Santa Cruz.

El mismo proyecto, cuyo presupuesto sobrepasó los 40.000 euros, contemplaba la combinación de la piedra natural con la madera y con espacios ajardinados de diseño con remates de acero y alumbrado especial para darle una nota diferenciadora de modernidad, siendo cedido su mantenimiento al ayuntamiento.

Algo menos de seis años después la plaza de la avenida Ángel Guimerá mantiene su diseño, pero ya los jardines no se encuentran tan bien dotados como hace unos meses, cuando el consistorio decidió dejarlos solo con los flamboyanos y sin más foresta "con la excusa de que se filtra agua a los aparcamientos subterráneos", explicó uno de los comerciantes de la zona.

Esta circunstancia es la que ha permitido la degradación del lugar convirtiéndose los espectaculares jardines en espacio para que los vecinos del lugar paseen a sus perros. "Ya no se cortan, llevan a sus perros a estos jardines para que defequen y se quedan tan anchos con su falta de civismo. Luego los malos olores nos los tenemos que aguantar nosotros", señaló otro afectado.

Por otra parte, existen varias terrazas radicadas a lo largo de la plaza y sus gestores llaman la atención de que el problema de los perros es uno de los mayores a los que se tienen que enfrentar, "amén de que al final lo que eran unos bonitos jardines hoy son espacios desnudos y con una tela de color negro que afea mucho más el lugar". Asimismo, los vecinos de la calle también critican la poca sensibilidad del ayuntamiento, "ya que da la sensación de que se quieren ahorrar el mantenimiento", dijo con ironía un residente.