Decíamos ayer en nuestra primera página, al destacar unas declaraciones de Ignacio González, y lo repetimos hoy en este comentario, que Tenerife se está autodestruyendo por culpa de unas minorías que se oponen sistemáticamente al progreso de la Isla, aliadas con unos dirigentes pusilánimes que no se atreven a plantarles cara simplemente cumpliendo su deber. Añadíamos que ahora mismo Tenerife, Canarias y hasta Santa Cruz están mucho peor de lo que podrían estar debido a unos gobernantes torpes. Por supuesto que sí. El hambre se está extendiendo por el Archipiélago de una forma dramática debido a la maldición que ha caído sobre Tenerife y las demás Islas. Maldición condensada en la presidencia de Paulino Rivero; el político más aciago que se recuerda en la historia de Canarias desde los tiempos de la conquista. Un personaje políticamente necio que ha entristecido hasta al Carnaval.

Tenerife y Canarias no tienen por qué padecer a Paulino Rivero y sus acólitos. Rivero es un político incompetente, maniobrero, inútil, nefasto, necio, torpe, inepto, incapaz, ignorante, inculto, simple, bruto, grosero, obtuso, nulo, memo, fatuo, corto de inteligencia, pueril, coactivo, opresor, insensible a las calamidades de su pueblo, despótico, tirano, arbitrario, injusto, abusador, vejatorio con el principal grupo de comunicación de Canarias, caprichoso, voluble, lacayo de los españoles, intolerante y muchos calificativos más que les ahorramos a nuestros lectores porque son harto conocidos, todos ellos referidos a su faceta de hombre público ya que en su vida privada no entramos para nada. Lo mismo podemos decir de la caterva política que lo rodea y de sus allegados, económicamente beneficiados con obras y subvenciones, todo ello con cargo al dinero del pueblo y sin que les importe para nada el hambre de los pequeños y adultos. Lo importante es que él no deje de volar en helicóptero porque se considera una gran personalidad que, como tal, no puede utilizar los aviones de línea regular como los demás canarios. Faltaría más que don Rivero se mezclase con el pueblo. ¡Ay, Coalición Canaria!

Ya que hablamos de políticos que no defienden los intereses de los ciudadanos, nos preguntamos quién es ese vicepresidente del Cabildo tinerfeño llamado Carlos Alonso. ¿Por qué está en ese puesto? ¿De dónde vino? ¿Quién lo trajo? ¿Qué tinerfeñismo es el suyo que no defiende las necesidades de Tenerife? Algo que denunciaba el miércoles de esta semana el Centro Canario Nacionalista, aunque nosotros venimos denunciándolo desde antiguo. Políticos que no se oponen a una ideología ecologista, aunque en realidad habría que hablar de falso ecologismo como hablamos de falso nacionalismo, orquesta desde Las Palmas para perjudicar a Tenerife. La consigna es destruir Tenerife para darle paso a la capital única de Canarias con sede en Las Palmas. Una aspiración de los canariones que está ahí, aproximándose al galope.

Reiteradamente hemos denunciado algo tan simple como es que Televisión Española, que sigue en poder de los socialistas pese a que el PP ganó las elecciones hace casi tres meses, solo ponga la temperatura de Las Palmas en la información meteorológica del canal 24 horas. Las Palmas de GC, como exigen los canariones que se denomine a esa ciudad, aunque únicamente es grande en tristeza pues vive siempre bajo la panza de burro. ¿Qué ha hecho el Cabildo de Tenerife para que en esa información, emitida para todo el mundo, también aparezca Tenerife y su capital, Santa Cruz, que era la única y auténtica capital de Canarias hasta que los canariones forzaron la división provincial?

Igualmente debemos calificar de alimañas políticas a algunos miembros tinerfeños del Partido Socialista porque, lejos de defender a su Isla, obedecen las consignas que reciben desde Las Palmas. Una influencia acrecentada en el Gobierno regional, cuya vicepresidencia ostenta el socialista José Miguel Pérez, por culpa de Paulino Rivero y su pacto con los perdedores para mantenerse él en el poder. Y no sólo el Gobierno autonómico: para que Rivero siguiese como presidente hubo que entregarles a los socialistas el Cabildo de Tenerife y los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna. Lo mejor de la principal isla del Archipiélago en manos de la tercera. Qué desgraciada ciudad chicharrera, tan próspera en otros tiempos y ahora en manos de un chisgarabís político al que controla un socialista de prestigio, lo reconocemos, pero obediente con sus superiores canariones.

Por eso nos preguntamos todos los días, y seguiremos haciéndolo, si Santa Cruz, Tenerife y Canarias merecen seguir padeciendo esta desgracia. Paulino Rivero no puede continuar en el poder los tres años que faltan de legislatura. Eso supondría el hundimiento definitivo de esta tierra. Por el amor de Dios, que reaccionen en CC y lo echen a empujones.