SI UN SERVIDOR se encontrara dentro del pellejo del señor presidente del Gobierno de Canarias, don Paulino Rivero, me apresuraría a hacer las maletas y tenerlas preparadas para trasladarme, de momento, a El Sauzal y allí consultar los folletos de las agencias de viajes, de cuando don Paulino asumió la Consejería de Turismo, para escoger un destino, a ser posible en la Patagonia o en el norte de Canadá, donde no pudiera llegar con sus influencias de presidente de Gobierno don Mariano Rajoy, quien no le perdonará a don Paulino que, tras los años en que el presidente canario hizo de adulón empedernido del nefasto Rodríguez Zapatero, ahora se le revire cuando él, Rajoy, manda, por fin, en España y cumple su promesa de llevar a cabo una reforma laboral que termine con el eterno chanchullo de los sindicatos, que pierden las generosas subvenciones que les regalaba Zapatero.

Acierta plenamente este diario cuando titula, recientemente, que "la reforma laboral pilla al Gobierno de don Paulino con el pie cambiado", ya que el consejero de Economía del Ejecutivo, don Javier González Ortiz, quien, hace unos días, elogiaba, también adulonamente, al señor Rajoy por haber aprobado la tal reforma, que ha resultado ser la de la discordia, ahora, tras el pronunciamiento negativo de Paulino Rivero, quien auguró aumento del paro, y de la consejera de Empleo, doña Margarita Ramos, que canta en el mismo coro del presidente, agradecida ella al "presi", ahora cambia su discurso porque ni Rajoy ni nadie en este mundo, que se sepa, puede ser al mismo tiempo bueno y malo.

Para disculparse, doña Margarita, que también ejerce las funciones de Industria y Comercio, asegura que en los mismos términos se expresó el ministro de Economía del mismo Gobierno de Rajoy, don Luis de Guindos, quien dijo que la tal reforma es agresiva para los derechos históricos de los trabajadores, por lo que, si no es ahora, auguro que el señor De Guindos, que tiene un apellido que se presta al cachondeo, mejor es que prepare las maletas como don Paulino, dada la mala uva que dicen que se gasta don Mariano, quien puede dar un puñetazo sobre la mesa y proclamar que en su gobierno no opinan ni guindos ni uvas ni cerezas ni peras.

Doña Margarita agravó personalmente la cosa al hablar en un pleno del Parlamento de Canarias en el que dijo, para acabarla de jeringar, que "se trata de una reforma histórica tanto cualitativa como cuantitativamente, porque avanza hacia otro modelo de relaciones de trabajo", al tiempo que aseguró que no puede crear empleo porque "no es la función que constitucionalmente tiene atribuida", por lo que hay también que aconsejarle a doña Margarita que tenga preparadas las maletas, pues Rajoy no va a permitir más díscolos entre los que le deben obediencia, que ya tiene que lidiar con Comisiones Obreras y UGT, más otros sindicalillos como Intersindical Canaria y similares, que le enseñan los dientes.