La recaída del consumo privado en el último trimestre de 2011, junto con la mayor contracción de la inversión y los ajustes presupuestarios en las administraciones públicas, pusieron freno el pasado año a la incipiente recuperación de la economía española, que está de nuevo a un paso de la recesión.

Esta es la lectura que se desprende de los datos del último informe de la contabilidad nacional trimestral de España publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que revelan que entre octubre y diciembre pasados el Producto Interior Bruto (PIB) cayó el 0,3%. A su vez, el Gobierno augura que la caída sea similar o incluso peor en el primer trimestre de 2012, fecha en la que la economía estará de nuevo en recesión técnica tras sumar dos trimestres consecutivos de decrecimiento.

El secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, aseveró ayer que todavía es pronto para saber cuándo se recuperará la economía, pero que el punto de inflexión podría producirse a mediados de año, como auguran algunos organismos internacionales.

Pérdida de empleo

También es pronto para conocer la previsión para el conjunto de 2012, ya que el Gobierno no elaborará su cuadro macroeconómico hasta que la Comisión Europea actualice sus previsiones el próximo 23 de febrero, aunque el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco de España auguran caídas del 1,7% y el 1,5%, respectivamente.

De momento, el ejercicio 2011 cerró con un avance del 0,7%, seis décimas menos de lo que había previsto el anterior Ejecutivo, debido a los efectos contractivos de los recortes presupuestarios y a la caída del consumo familiar y la inversión como reacción a un contexto más incierto.

En el conjunto del año el consumo de los hogares retrocedió el 0,1%; el gasto público, el 2,2%, y la inversión, el 5,1% (8,1% en el caso de la construcción), caídas que fueron aún mayores en el último trimestre del año.

A ello se suma la pérdida de empleo, que el último trimestre aceleró su ritmo de descenso interanual y decreció el 3,3%, lo que supone la reducción neta de casi 570.000 puestos de trabajo a tiempo completo.

Por contra, el sector exterior se mantuvo fuerte y siguió contribuyendo positivamente al PIB, después de que las exportaciones crecieran el 9% y las importaciones bajaran una décima.