Después de "Vox", el libro que Mónica Lewinsky regaló a Bill Clinton, y "The Fermata", el estadounidense Nicholson Baker vuelve a la novela erótica con "La casa de los agujeros", un título gamberro donde son posibles todas las fantasías.

"Qué puedo decir, el sexo es una de las cosas más estupendas, y con este libro he disfrutado más que con ningún otro. Escribir es algo extraño, porque a veces es difícil y duro, pero con esta novela no lo ha sido", explica Baker en conversación telefónica desde su casa en una pequeña localidad del estado de Maine, cerca de Boston.

El escritor estadounidense navega entre la ficción y la no ficción, pues su carrera incluye desde un ensayo sobre la política de conservación histórica de los archivos de las bibliotecas, a un libro sobre la Segunda Guerra Mundial ("Human Smoke") y a una reciente novela sobre la parálisis creativa de un poeta de escaso éxito ("El Antólogo").

Entre sus numerosas propuestas, Nicholson Baker tiene tres novelas eróticas: "La casa de los agujeros" que acaba de ser publicada por Duomo, que también ha adquirido los derechos de "Vox" y "The Fermata" para su próxima edición (títulos que ya fueron publicados en España anteriormente por Alfaguara).

"La casa de los agujeros" comienza cuando la adolescente Shandee encuentra en una cantera de granito un brazo con grandes habilidades sexuales, y al que ha renunciado su propietario para conseguir un pene más grande.

Así, Shandee, en su afán por encontrar al propietario del brazo, es arrastrada a una especie de "resort" de lujo, un "lugar loco", regentado con decisión por Lili, donde todo el mundo puede hacer realidad sus fantasías sexuales y al que se llega a través de los lugares más insospechados: desde una cabina de bronceado solar a los hoyos de un campo de golf.

El insólito viaje de los protagonistas para llegar a "La casa de los agujeros" ha hecho que ciertos críticos vieran referencias a "Alicia en el País de las Maravillas".

Sin embargo, Baker explica que la obra de Lewis Carroll es un libro "serio y muy inocente", y él prefiere referirse al cuadro "El jardín de las delicias", de El Bosco (Museo del Prado), y al increíble viaje descrito en la película de animación "The yellow submarine" ("El submarino amarillo) basada en la canción de "The Beatles".

Las novelas o el cine erótico "parecen algo oscuro, peligroso", apunta el escritor estadounidense, quien, por el contrario, apuesta por un surrealista sentido del humor, mucha diversión, y un vocabulario inventado para describir con exuberancia las delirantes situaciones.

Baker, que ya prepara otra novela y que tardó un par de años en escribir este libro -que fue construyendo entre otros trabajos-, tiene una sólida formación, que comenzó en la música, disciplina que hoy no ejerce.

No obstante, reconoce que si "La casa de los agujeros" fuera música, seguramente sería "música dance". "Escribir es la ilusión de crear movimiento", concluye.