El pasado domingo la película que produjo para el director grancanario Mateo Gil se hizo con cuatro de los once Goyas a los que optaba "Blackthorn. Sin destino" en la "quiniela" de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. "Este Goya no es solo mío, sino de todas las personas que convirtieron en realidad un puzzle cinematográfico en el país más bello del mundo", declaró Andrés Santana e EL DÍA horas después de recibir el busto que premiaba a la mejor dirección de producción, uno de los cuatro reconocimientos públicos que acaparó el "western" rodado en el Altiplano boliviano y cuya trama protagonizan Sam Sheppard y Eduardo Noriega.

"Nadie puede decir hoy que el cine español es plano; las cuatro cintas eran distintas", precisó Santana en referencia a las películas de Enrique Urbizu ("No habrá paz para los malvados"), Benito Zambrano ("La voz dormida") y Pedro Almodóvar ("La piel que habito"). El productor canario valoró positivamente el hecho de haber competido de tú a tú en las categorías más importantes: "Las cuatro películas nominadas eran las mejores y podía ganar cualquiera", insistió Andrés Santana. "Este año nadie puede decir que no ha habido una variedad de temas... Los miembros de la Academia tenían una historia policiaca, una trama inspirada en la Guerra Civil, un western y producto Almodóvar", enumeró en relación al fallo de los académicos. "Ha sido una edición muy igualada y, solo al final, la cinta de Urbizu cogió impulso y se destacó sobre el resto", añadió sobre la concesión a "No habrá paz para los malvados" de los premios a la mejor película, dirección y actor protagonista (José Coronado).

Cuatro de once posibles

Además de la mejor dirección de producción, "Blackthorne" se hizo con tres Goyas más -de las once nominaciones a las que optaba- en los apartados de mejor fotografía (Juan Antonio Ruiz Anchía), en el capítulo de mejor dirección artística (Juan Pedro de Gaspar) y en el bloque reservado a mejor vestuario (Clara Bilbao). El quinto Goya de "acento" canario fue para Ana Wagener, elegida como la mejor actriz de reparto por su papel en "La voz dormida".

"Es probable que en España no se vuelva a hacer nunca más una película como Blackthorn porque hay que pelear mucho con la naturaleza", puntualizó sobre un rodaje que se llevó a cabo a más de cuatro mil metros de altitud. "Mover a un equipo de cien personas por carreteras de tierra y por una geografía montañosa se convirtió en una experiencia agotadora. Muy hermosa, pero terriblemente agotadora", reiteró Santana.

"No creo que nos vayamos a ver en otra situación igual", argumentó el productor al repasar los primeros días de localizaciones. "Mateo y yo nos fuimos a ver lugares en los que poder grabar en Argentina y en Chile porque era impensable montar toda la infraestructura en un país tan pobre como Bolivia... Aún así, nos subimos al Altiplano a ver los escenarios en los que se había forjado la leyenda -el mito de Butch Cassidy- con la idea de hacernos una idea para luego llevarla a cabo en Argentina o en la cordillera chilena. Algo parecido a lo que hicieron con Dos hombres y un destino, que fue grabada en México... Cuando estábamos descendiendo, Mateo y yo buscamos un sitio para descansar y fue allí donde decidimos que la película se tenía que filmar en Bolivia. Enseguida nos dimos cuenta de que el esfuerzo de grabar allí arriba iba a ser recompensado con la belleza de un escenario magnífico", rescató Andrés Santana sobre la decisión de rodar en las salinas bolivianas.

La caravana de "Blackthorn" se desplazaba a diario hasta un escenario ubicado a una hora y media de camino del lugar en el que se instaló su base de operaciones. "Allí, estábamos dos horas trabajando y, otra vez, hora y media de viaje... Los recorridos eran más largos que las horas de rodaje y las limitaciones físicas pasaron factura a todo el equipo", recordó. "Por ese motivo insisto en la idea de que este Goya es de todos, no solo mío", agradeció el canario.

Sobre la decisión de producir un "western", Santana tiene una anécdota vinculada con la exhibición de "Blackthorn" en la última edición del Festival de Cine de Tribeca (Nueva York): "Íbamos acojonados porque muchos creían que era un filme americano coproducido por España... ¿Cómo podíamos ser tan osados de llevar una historia del oeste al oeste? La gente acabó de pie aplaudiendo nuestro trabajo... Uno siempre busca hacer la mejor película, pero hay veces en las que solo llegas a la mitad o te quedas corto; a tres cuartas partes de completar el camino. En el caso de Blackthorn no ocurrió eso. Estamos bastante satisfechos de lo que hemos conseguido", concluyó Santana.