Cada vez más cínico, políticamente hablando, asegura Paulino Rivero en uno de los periódicos que tiene subvencionados para que sean afines con su partido que su Gobierno no venderá los intereses de Canarias por las migajas del petróleo. Cínico, insistimos en el calificativo. ¿Qué intereses y qué migajas? ¿Por casualidad se refiere Rivero, desde su necedad política, a las migajas de las que hace mucho tiempo hablamos en nuestros editoriales? ¿Está pensando en las sobras que le echan los españoles a sus representantes en Madrid para que luego vuelvan a las Islas presumiendo de que han conseguido esto y lo otro, cuando en realidad no han logrado nada de nada? ¿Cuándo va a enterarse este estúpido político, además de ruin gobernante con su pueblo, de que el primer interés de Canarias y de los canarios es conseguir su independencia? ¿Cuándo ha defendido él o su partido la soberanía de estas Islas?

Además, ese petróleo no es de Canarias; es de España porque Canarias es una posesión colonial española. Hasta Juan Fernando López Aguilar, que es miembro destacado del partido coaligado con Paulino Rivero en el Gobierno regional, afirma que es el Estado quien tiene las competencias sobre las aguas en las que se encuentran los posibles yacimientos de hidrocarburos. Los únicos que se han creído que la decisión de autorizar las prospecciones corresponde a la Comunidad autónoma son Paulino Rivero y los que forman la caterva de ignorantes políticos que lo rodean. A todos ellos los engañó Zapatero para que la quícara y Perestelo primero, y el niñito de papá después, les diesen los votos para aprobar los presupuestos de España. Unos presupuestos que terminaron de arruinar al país y también a Canarias, pues al estar colonizados corremos la misma suerte que la metrópoli. Peor aun: siempre nos llevamos la peor parte, como lo demuestra el alto índice de paro que padecemos. Ni siquiera las doce millas de mar territorial que rodean a cada isla son de Canarias; son de España mientras seamos un archipiélago colonizado. Más allá de esas doce millas, las aguas tampoco son canarias o españolas; son de Marruecos, pues pertenecen a su Zona Económica Exclusiva.

Todo esto se lo oculta al pueblo canario Paulino Rivero, dictadorzuelo político, porque a él no le importa el interés de su gente. Lo único que quiere es vivir bien él, su esposa, sus hijos, sus allegados y sus amiguetes, con los que prepara -eso nos dicen- montar un monopolio radiofónico. Para eso privó a Radio EL DÍA, la emisora más benemérita de Canarias, de la licencia de frecuencia modulada. Y por eso quiere también silenciar a este periódico y a su editor. Quiere este desvergonzado político silenciar a la única voz que defiende al pueblo para que nadie cuente sus maniobras. Los únicos medios de comunicación que le interesan a Paulino Rivero son los que están a su servicio.

Sale muy serio Paulino Rivero en esas fotos que le publican los periódicos afines. Sin embargo, una cosa es poner cara seria y otra muy distinta ser una persona seria en comportamiento y en inteligencia. Algo imposible para Paulino Rivero, pues no es él una persona inteligente. Al contrario: es un individuo políticamente torpe, muy torpe, torpísimo. No posee, políticamente hablando, ni la inteligencia de un mosquito. Y a los mosquitos se les extermina con insecticida político o poniendo mallas para no dejarlos pasar.

Decíamos en nuestro editorial del domingo que "la última salida de tono de Paulino Rivero ha sido esa declaración realizada por boca del portavoz del Ejecutivo regional el viernes anterior. El Gobierno de Canarias asegura al Gobierno español que no habrá petróleo en las Islas sin el acuerdo de la Comunidad Autónoma, que es la competente para otorgar eventuales permisos tanto de investigación de yacimientos como de su explotación". Esa era la última bravata del estúpido político el domingo. A día de hoy ya se han producido varias más. Y se seguirán produciendo porque, como también decíamos en nuestro editorial dominical, "Canarias necesita nacionalistas de verdad; necesitamos patriotas auténticos y no ruines políticos o quícaras cacareando en la capital de la metrópoli sin que los españoles les hagan caso". Y cambiamos de asunto.

El viernes, sábado y domingo ha publicado EL DÍA las tres partes de un magistral artículo de Antonio Plasencia titulado "¿A dónde va Santa Cruz de Tenerife?". La parte final, publicada, lo repetimos, el domingo, es como una traca de los desesperados empresarios de la construcción. Un análisis que no vale únicamente para este sector económico, muy castigado por la crisis, sino que cabe aplicar a cualquier emprendedor que ve sus posibilidades cercenadas una y otra vez. "No podemos aceptar que mientras otras ciudades progresan y mejoran sus playas, sus infraestructuras, sus barrios y sus dotaciones sociales, Santa Cruz sufra la paralización continua de sus principales proyectos", se queja el presidente de Fepeco. "De una vez por todas, los políticos tinerfeños, con consenso y dejando de lado luchas e intereses partidistas, deben afrontar con valentía y decisión la aprobación del PGO de Santa Cruz, simplificando en el Parlamento de Canarias unas normas aprobadas en el pasado que fueron diseño y obra de unos legisladores y técnicos no sabemos si en algunos casos jaleados y estimulados por intereses contrarios al progreso de Tenerife y de su capital".

Jaleados y estimulados desde Las Palmas, añadimos nosotros, pues en la tercera isla han conseguido bloquear cualquier obra que mejore las condiciones de Tenerife. Lo han hecho con la playa de Las Teresitas porque no quieren que ningún lugar de esparcimiento urbano-marítimo le haga sombra a sus "Canteras", que es una playa bonita, lo reconocemos, aunque peligrosa como todas las de esa isla. Han conseguido también los políticos y ecologistas canariones, pagados no sabemos por quién aunque nos lo imaginamos, retrasar hasta lo incalculable las obras del puerto de Granadilla porque no les interesa que haya competencia a las terminales de contenedores de Las Palmas. Lo han conseguido también al paralizar la segunda pista del aeropuerto del Sur tinerfeño, mientras que ellos están construyendo la tercera en Gando. Y del cierre del anillo insular, nada de nada. ¡Ay, Cabildo! ¡Ay, Melchior! ¡Ay, CC!

"Recientemente, EL DÍA publicaba la noticia de que los puertos tinerfeños perdían tráfico de mercancías, mientras que los de Las Palmas lo ganan", recoge el artículo de Antonio Plasencia. "Entonces, nos podríamos preguntar: ¿en un sitio se hacen las cosas bien y en otro mal? La capital de Tenerife no puede seguir sumida en la parálisis y en la decadencia. Ahí tenemos el ejemplo de Las Palmas, que en los últimos años ha realizado importantes actuaciones en sus playas, en su puerto, en sus alojamientos hoteleros y en su entorno urbano y viario. Mientras tanto, en Santa Cruz se han pasado los años y años un pasito pa''lante y dos pa''trás, mareando la perdiz y sin dar solución a los problemas de El Toscal, del centro urbano, de Las Teresitas, de la costa, del puerto o de los barrios. Y mucha responsabilidad de esto la tienen los que sistemáticamente han bloqueado cualquier iniciativa económica e inversora".

Estamos de acuerdo en que Santa Cruz no puede seguir así. ¿Culpables? Coalición Canaria que sigue manteniendo a Paulino Rivero y a sus pactos con el PSOE. Ese egoísmo político, ese afán de mantenerse en el poder de un necio político, esa negociación con el PSOE, partido que fue el culpable de que Santa Cruz no despegara durante el mandato de Zerolo, está acabando con la principal ciudad del Archipiélago y también con el futuro de todas las islas. ¿Hasta cuándo hay que seguir aguantando a este torpe y nefasto político?

¡Pobre Santa Cruz! ¡Pobre Tenerife! ¡En qué garras han caído¡